Transplantes de corazón con recuerdos del donante

Una consecuencia inesperada de los trasplantes de corazón.

¿Pueden las células guardar recuerdos y preferencias?

MEMORIA CELULAR: Investigadores plantean la hipótesis que los cambios en la personalidad de los trasplantados de órganos se deba a un tipo de memoria celular. (photos.com) .

Cuenta la leyenda que hace unos 2.500 años, durante el Período de Reinos Combatientes en China, dos hombres fueron a ver un gran doctor de nombre Bian Que. El médico curó sus enfermedades rápidamente pero descubrió en ellos otro problema que se había estado agravando con el tiempo. Bian les dijo que ambos podrían aliviarse si intercambiaban sus corazones. Ellos aceptaron que Bian realizara la cirugía.

Bian les dio a los hombres una bebida con anestésicos y quedaron inconcientes por tres días, durante los cuales Bian les abrió el pecho, les intercambió los corazones y les suministró medicina. Cuando recobraron el conocimiento, ya se habían recuperado y estaban tan bien como antes de la operación.

Pero algo no salió bien. Cuando regresaron a casa, ambos estaban desconcertados porque sus esposas no podían reconocerlos. Resultó que habían vuelto a la casa de la otra persona y pensaban que la esposa de esa persona era la suya.

Parece inconcebible que esa clase de cirugía pudiera haber sido realizada hace 2.500 años, pero esta historia es increíblemente similar a la situación observada en algunos casos de trasplantes de corazón contemporáneos.

El diario de Gran Bretaña Mail informó que Sonny Graham de Georgia se enamoró de la esposa de su donante y se casó con ella después de un trasplante de corazón. Doce años más tarde, Sonny se suicidó de la misma forma que lo hizo su donante.

En otro informe del mismo diario, un hombre llamado William Sheridan recibió el corazón de un artista que murió en un accidente automovilístico, y de pronto era capaz de realizar hermosos dibujos de fauna y paisajes.

Claire Sylvia, trasplantada de un corazón y un pulmón en 1998, escribió en su libro “Un Cambio de Corazón: Una Memoria” cómo después del trasplante de corazón empezó a gustarle la cerveza, el pollo frito, y el pimentón verde, que antes no disfrutaba, pero que sí lo hacía su donante, un joven de 18 años.

En un sueño, ella soñó que besaba a un joven quien ella cree se llamaba Tim L. y lo inhaló durante el beso. Más tarde descubrió que el nombre de su donante era justamente Tim L. Se preguntó si sería porque uno de los médicos mencionó el nombre durante la cirugía, pero le dijeron que los médicos no conocían el nombre del donante.

Un artículo publicado en la revista Estudios Cercanos a la Muerte, los doctores Paul Pearsall de la Universidad de Hawai, Gary Schwartz y Linda Russek, de la Universidad de Arizona, examinaron 10 casos de trasplantes de corazón o corazón-pulmón en los cuales los pacientes informaban de “cambios en las preferencias de la comida, la música, el arte, preferencias sexuales, recreacionales, e incluso de profesión, así como casos específicos de percepciones de nombres y experiencias sensoriales relacionadas con sus donantes”.

En uno de los casos descritos, el donante era un afroamericano. El paciente trasplantado pensó que su nuevo gusto por la música clásica no se debía al trasplante, porque imaginó que al donante le gustaría la música rap. Sin embargo, se comprobó más tarde, que el donante era un violinista y amaba la música clásica.

Este caso sugiere que los cambios en las preferencias de los trasplantados se producen sin que éstos puedan predecirlo. Estos casos no podrían ser explicados por el efecto placebo, en el cual las condiciones de salud de los pacientes cambia en la dirección de sus espectativas.

¿es posible que exista tal memoria celular, de ser asi como se lleva acabo este proceso?

Además, los investigadores señalaron que al igual que los trasplantados mencionados, puede haber otros que descartan la idea de haber adoptado las preferencias de sus donantes debido a las preconcepciones sobre sus donantes. En ese caso, el número de trasplantados que ha experimentado un cambio de personalidad similar a la de su donante puede haber sido subestimado.

Pearsall, Schwartz, y Russek concluyen que es poco probable que estos casos hayan ocurrido por mera coincidencia y plantean la hipótesis que se deba a una memoria celular. Es decir, que los recuerdos y preferencias puedan ser guardados en las células.

Sin embargo se desconoce actualmente si esta clase de memoria existe.

fuente: la gran epoca.com

http://www.taringa.net/posts/ciencia-educacion/7460407/Una-consecuencia-inesperada-de-los-trasplantes-de-corazon_.html

¿Puede un corazón trasplantado evocar recuerdos de su antiguo cuerpo?

Publicado por genesisonna

“El corazón es el órgano más carismático y fascinante del ser humano”, afirma el cirujano cardíaco Josep M. Caralps, autor del primer trasplante de corazón en España en el año 1984. Y a continuación, propone una tesis que ha revolucionado a la comunidad médica: “Es muy probable que el corazón genere sus propios sentimientos y emociones, cuyo transmisor es el cerebro”.

Los electrones que tienen las células a su alrededor podrían producir ondas de muchos tipos, capaces de guardar en su memoria o difundir esta sabiduría del corazón. Esto lleva a pensar que este órgano todavía guarda muchas sorpresas. Una de ellas, las neuronas que se han encontrado en él. ¿Quién sabe si tienen una función más allá de la de simples células nerviosas que rigen la contracción del corazón y su sincronización?” ¿Y si hubiese muchas cosas que el corazón sabe y el hombre aún desconoce?

Recuerdos ajenos
Caralps justifica su conjetura (expuesta también en su reciente libro Supercorazón) en la inexorable memoria que él adjudica a las células; y como prueba, ofrece el testimonio de personas trasplantadas que han advertido cambios en su personalidad, curiosamente similares a los de su donante. “Mi conclusión más certera es que las células tienen una base intuitiva solo al alcance de personas cuya capacidad sensitiva les permite detectar algunos aspectos de la historia personal del donante almacenados en los tejidos trasplantados. El resto son especulaciones. Yo me limito a recoger las declaraciones.”

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Una de las primeras personas que atizó esta polémica, que la mayoría de los científicos zanja casi antes de iniciarla, fue Claire Sylvia, una estadounidense trasplantada de pulmón y corazón en 1988, en el hospital de Yale. Su autobiografía, “Un cambio de corazón”, donde relata el giro masculino que dieron sus gustos, gestos y personalidad después de la operación, alentó a numerosos pacientes trasplantados que, bajo la batuta de profesores universitarios y psicólogos, se han empeñado en otorgar a las células su propio mundo mental.

Una de las personas que más indagó en ello fue el neuropsicólogo de la Universidad de Hawái Paul Pearsall, quien aseguraba que el corazón es cinco mil veces más poderoso que el cerebro. Entre los testimonios que recogió se encuentra el de un americano que recibió el corazón de un suicida y se mató trece años después del mismo modo que su donante. Indagando, se supo que tras la operación había buscado a la familia para agradecerles el órgano y acabó casándose con la viuda del anterior propietario de su corazón.

Incredulidad científica
Al doctor Rafael Matesanz, coordinador de la Organización Nacional de Trasplantes, todas estas historias le merecen una seria reflexión: “Respetando la sensibilidad que transmiten, en ningún caso debe otorgarse un ápice de credibilidad. Las insinuaciones de quienes interpretan estos relatos me parecen insólitas desde el rigor científico. Al narrar su experiencia, el paciente está haciendo un ejercicio de creación casi de fábula, digno de comprensión, puesto que un trasplante supone un momento de máxima emotividad. Si se trata de un corazón, este factor emocional es aún mayor. Es lógico que cuando el corazón de un hijo late en otra persona, sus seres queridos sientan que de algún modo continúa vivo”.

Matesanz sugiere que la legislación en EEUU favorece este fenómeno al permitir conocer la identidad del donante. En España y en otros muchos países esta posibilidad queda descartada, ya que la ley garantiza el anonimato en la donación y el trasplante. De hecho, en Viena, el psiquiatra Benjamín Bunzel, después de analizar el impacto de un trasplante de corazón en la personalidad del receptor en 47 pacientes, comprobó que solo dos declararon cambios en su personalidad en los que señalaban a su nuevo órgano como causante. Así opina también el cardiólogo Lorenzo Silva Melchor, de la Unidad Coronaria del Hospital Puerta de Hierro, de Madrid: “Nunca se nos ha presentado un caso similar. Difícilmente una persona puede modificar su actitud mental o emocional por cirugía cardíaca”.

El veredicto de Matesanz es tajante: “En las células somáticas del órgano trasplantado no existe ninguna memoria que se pueda traspasar al receptor. Creer lo contrario compagina mal con el conocimiento científico. No olvidemos que el trasplante se basa en la idea de que la vida radica en el sistema nervioso central y que el corazón se extrae tras la muerte cerebral, cuando los órganos aún se mantienen en vida”.

También lo es el de biólogos como Jesús Sanz Morales, del Centro de Biología Molecular y Celular de Elche. “Aun siendo el proceso celular del ser humano uno de los asuntos que mayor interés científico despierta”, afirma, “resulta impensable atribuir a una célula fuera del sistema nervioso central una memoria cognitiva que almacene información sobre nuestra trayectoria vital”. Y el de Juan Pedro Bolaños, de la Universidad de Salamanca: “Son consideraciones que escapan del ámbito científico y llevan al error de confundir la memoria inmunológica de las células con la memoria cognitiva. Hasta ahora se sabe que este tipo de memoria queda excluida del entramado del corazón y de cualquier otro órgano que no sea el cerebro”. Son especialistas que prefieren detenerse en el conocimiento sobre el proceso celular en la regeneración de tejidos y tratamientos de enfermedades.

Anécdotas.

  • A una mujer de 35 años se le trasplantó el corazón de una joven prostituta muerta en una reyerta. En su testimonio, confesó que nunca le interesó el sexo de un modo especial. Desde el trasplante, sin embargo, deseaba practicar sexo con su marido todas las noches y necesitaba masturbarse dos veces cada día. Se aficionó a la pornografía y al striptease. Posteriormente descubrió la profesión de su donante.
  • Un joven artista gay murió en un atraco por las heridas recibidas en la parte inferior de la espalda; su corazón llegó a una mujer de 43 años. Esta empezó a tener pensamientos homosexuales desde su operación y a sufrir dolores en la misma zona donde su donante recibió las balas.
  • La madre de un joven trasplantado contó que la primera palabra que oyó a su hijo después de la operación fue “copacético”, aunque antes era totalmente desconocida para él. Cuando lo supo la esposa de su donante, reconoció que era una clave que usaban su marido fallecido y ella.
  • Paul Pearsall, autor del libro “El código del corazón”, y Gary E. Schwartz y Linda G. Russek, autores de “El universo de energía viviente”, han ido recogiendo durante dos décadas testimonios sobre qué sienten personas receptoras de corazones y otros órganos. En este recuadro y en los que le acompañan te relatamos varios de ellos. Como el de Carter, un bebé de 7 meses, recibió el corazón de Jerry, que murió con 16 meses. La madre de Jerry, médica, relató que en su primer encuentro con Carter este se frotó la nariz contra la suya, igual que lo hacía Jerry. “Cuando él me abrazó pude sentir a mi propio hijo”, declaró.
  • Paul falleció a los 18 años en un accidente. Su padre, psiquiatra, descubrió una colección de poemas escritos por su hijo. en uno de ellos vaticinaba una muerte prematura y expresaba que su corazón “lo recibiría otra persona”. Su receptora, Danielle, también de 18 años, aseguró que cuando le mostraron unas imágenes identificó a paul y dijo que al escuchar sus poemas fue capaz de recitarlos sin haberlos leído antes.
  • Un año después del trasplante, Mario entró en una iglesia de Boston. era la primera vez que la visitaba, pero le resultó familiar. Le pareció una sensación tan inquietante que volvió tres veces más y no le cupo ninguna duda de que era la iglesia de su donante. Además, en varias ocasiones le pareció ver un rostro suspendido bajo el techo. Solo cuando dejó de verlo empezó a sentir el nuevo órgano incorporado de lleno.

Artículo completo: http://www.quo.es/ciencia/salud/el_corazon_tiene_memoria/

¿Puede un corazón trasplantado evocar recuerdos de su antiguo cuerpo?

Trasplante de órgano y memoria celular

Nexus no 39 _ Julio_Agosto 2005

Cuando el otro vive en tí

Pacientes trasplantados manifiestan rasgos de personalidad de su  donante. Familiares de donantes reconocen al difunto en el comportamiento del receptor… Un fenómeno que incomoda, remueve y plantea una pregunta:¿tienen los órganos una memoria celular? Testimonios, análisis y elementos de respuesta.

Se suele considerar que el aprendizaje, primero pasa por el sistema nervioso y luego por el sistema inmunitario. En consecuencia, los pacientes que recibieron trasplantes de órganos “periféricos” no tendrían que padecer los cambios de personalidad ni adquirir los rasgos propios de unos donantes que nunca encontraron.

Cuando, después de unos trasplantes de órganos se observaron tales transformaciones, intentaron explicarlas por los efectos de los medicamentos inmunosupresores, el estrés psico-social y por otra patología preexistente de los receptores. No obstante, la teoría de los sistemas vivos enuncia explícitamente que cada célula viva posee una “memoria” y unos subsistemas funcionales determinantes. Por otra parte, la integración reciente del concepto de energía en la teoría de los sistemas (llamada “teoría de los sistemas de energía dinámica”) permite lógicamente llegar a la conclusión de que todos los sistemas dinámicos almacenan informaciones y energía en grados variables.

El mecanismo de memoria sistémica constituye una explicación plausible de la evolución de las propiedades sistémicas emergentes (nuevas) por medio de retroacciones recurrentes ; es decir, por la circulación no lineal de información y energía que refleja las interacciones constantes de los componentes en una red dinámica compleja.

Existen bucles de retroacción recurrentes en todos los sistemas atómicos, moleculares y celulares.

Por ende, habría que encontrar en estos sistemas pruebas de memoria sistémica, atómica, molecular y celular.

Una historia almacenada en los tejidos

El mecanismo de memoria sistémica fue aplicado a diversas observaciones controvertidas y aparentemente anormales en las medicinas suaves y alternativas, entre ellas la homeopatía.

Permite también sacar nuevas conclusiones. Por ejemplo, que los receptores sensibles de órganos trasplantados pueden manifestar algunos aspectos de la historia personal del donante almacenados en los tejidos trasplantados.

En 1977, se publicó un libro titulado “ Un cambio de corazón” que relata los cambios aparentes de personalidad observados en Claire Sylvia, una mujer joven que recibió un trasplante de corazón- pulmón en el Yale New Heaven Hospital en 1988. Declaró haber notado cambios en sus actitudes, costumbres y preferencias después de su operación. Tenía antojos inexplicables de alimentos que no le gustaban antes. Por ejemplo, a pesar de ser una bailarina y coreógrafa muy cuidadosa con su salud, cuando salió del hospital, no pudo resistirse a ir a un fastfood para encargar nuggets de pollo, alimento que nunca consumía.

Claire se sintió atraída por los colores fríos y dejó de lado el rojo y el naranja que llevaba antes. Empezó a comportarse de manera agresiva e impetuosa, lo que no era propio de ella, pero sí típico de su donante.

Un hecho interesante : encontraron en la chaqueta del joven donante, en el momento de su muerte, nuggets de pollo frito del mismo fastfood.

Otra perspectiva sobre el rechazo

William Novak, co-autor del libro, estudió las diversas opiniones relativas a la plausibilidad del concepto de memoria celular.

Pearsall   sugería   que   los   medicamentos inmunosupresores podían teóricamente rebajar el umbral a partir del cual unos pacientes eran capaces de registrar recuerdos celulares almacenados en los órganos trasplantados.

Schwartz y Russek pensaban que el proceso del rechazo podía reflejar no solamente el rechazo del “material” componente de las células sino también el de la energía y de las informaciones sistémicas almacenadas en las células. El caso de Claire era muy peculiar porque recibió una cantidad muy importante de tejido nuevo (corazón y pulmón); se preocupaba por su salud, era abierta y emocionalmente sensible. Según Swartz y Russek, Claire Sylvia era, sin duda, el caso típico representativo de la memoria sistémica.

 Diez testimonios-clave

Este artículo presenta las observaciones clave de los diez casos más representativos entre los 73 trasplantados (entre ellos, 23 de corazón) quienes presentaron, en distintos grados, estas transformaciones que Pearsall estudió durante los últimos diez años.

Estos testigos aceptaron compartir su experiencia sobre los cambios de personalidad consecutivos a su operación que sustentan la hipótesis de la memoria sistémica. Para preservar la intimidad de las familias de los donantes y de los receptores y el anonimato de los médicos y hospitales, los donantes y receptores están identificados por un número, excepto cuando su nombre fue mencionado por familiares o amigos en las transcripciones. Todos los receptores, familiares o amigos de los donantes fueron interrogados por Pearsall y grabados en magnetófono. Schwartz y Russek examinaron las transcripciones y las seleccionaron para este artículo.

Cada uno de estos diez casos incluye el testimonio de un familiar del donante (o equivalente), el testimonio del receptor (o equivalente) y el testimonio de un familiar o amigo del receptor. Las palabras de los familiares del donante, de los receptores y de los familiares del receptor han sido directamente extraídas de las transcripciones. Las opiniones personales (incluidas las secuencias más discutibles) están reproducidas textualmente. Cada caso presenta entre dos y cinco ejemplos de paralelismo entre el donante y los cambios observados por el receptor después del trasplante.

Caso no 1:

“Sé que está dentro de mí y que está enamorado de mí.”

El donante era un joven de 18 años que falleció en un accidente de coche. La receptora era una joven de 18 años con endocarditis e insuficiencia cardiaca.

El padre del donante (psiquiatra):

“Mi hijo se pasaba el tiempo escribiendo poesía. Tras su muerte, esperamos más de un año para ordenar su habitación. Descubrimos un libro de poemas que nunca nos había enseñado y jamás hemos hablado de esto a nadie. Uno de ellos nos conmovió tanto emocionalmente como espiritualmente. En este libro, mi hijo presentía su repentina muerte. También era músico y encontramos una canción titulada: “Danny, mi corazón es tuyo” (las palabras indicaban que mi hijo presentía que iba a morir y dar su corazón a alguien). Decidió donar sus órganos cuando tenía 12 años. Esto nos pareció muy valiente, pero pensamos que era porque hablaban de ello en la escuela.. Cuando encontramos a la receptora, estuvimos tan… no entendimos lo que había pasado. Hoy todavía seguimos sin entenderlo. Es sencillamente incomprensible.”

La receptora:

“Cuando me enseñaron fotos de su hijo, lo reconocí inmediatamente. Lo hubiera reconocido en cualquier sitio. Está dentro de mí. Sé que está dentro de mí y que está enamorado de mí. Siempre estuvo enamorado de mí ; quizá en otra época, en alguna parte. ¿Cómo podía saber, años antes de su muerte, que iba a morir y dejarme su corazón? ¿ Cómo podía saber que me llamaba Danny? Después, cuando me hicieron escuchar algunas de sus canciones, podía acabar las frases sola. Anteriormente no tocaba ningún instrumento, pero, después del transplante, me empezó a encantar la música. Me salía del corazón. Mi corazón necesitaba tocar música. Le dije a mi madre que quería tomar cursos de guitarra (el instrumento que Paul – el donante – tocaba). Su canción está en mí. Lo siento muy intensamente a la noche. Es como si Paul me cantara una serenata.”

El padre de la receptora:

“Mi hija tenía, si se puede hablar así, una vida un poco disoluta. Hasta que enfermara – supuestamente por culpa de un dentista- estaba alocada. Después, se calmó mucho… Pienso que esto se debe a su enfermedad, pero ella afirma que se siente con más energía y no al contrario. Dijo que quería tocar un instrumento y cantar. Cuando escribió su primera canción, describió en ella su nuevo corazón así como el de su enamorado. Decía que su enamorado había venido a salvarla.”

Caso no 2:

“Cuando me hacía mimos, tenía la sensación de tener a mi hijo en los brazos”.

El donante era un niño de 16 meses que se ahogó en su bañera. El receptor era un niño de 7 meses que padecía tetralogía de Fallot (agujero en el tabique interventricular con desplazamiento de la aorta, estenosis pulmonar y espesor del ventrículo derecho).

La madre del donante:

“ La primera de las cosas es que no solamente escuché el corazón de Jerry (el donante). Lo sentía en mí. Cuando Carter (el receptor) me vió por primera vez, corrió hacía mí y no paró de frotarse la nariz contra mí. Es exactamente lo que hacíamos Jerry y yo. El corazón de Jerry y Carter tiene ahora 5 años pero Carter tiene los ojos de Jerry. Cuando me hacía mimos tenía la sensación de tener a mi hijo en los brazos. Lo podía sentir, no sólo de manera simbólica. Estaba ahí. Sentía su energía.

Soy médico. Aprendí a observar finamente y siempre tuve una naturaleza escéptica.

Pero esto era bien real. Sé que algunas personas dirán que necesito sentir que mi hijo está vivo y quizá sea cierto. Pero lo sentí verdaderamente.

Mi marido y mi padre tuvieron la misma impresión. Y, os lo juro (se lo pueden preguntar a mi madre) : Carter tenía el mismo lenguaje infantil que Jerry. Carter tiene ahora 6 años, pero a la misma edad, hablaba como Jerry y jugaba con mi nariz exactamente como lo hacía él. (…) Esa noche, nos quedamos en casa de los (nombre de la familia del receptor). Durante la noche, Carter vino a preguntarnos si podía dormir con nosotros. Se apelotonó entre mi marido y yo, como lo hacía Jerry, y nos pusimos a llorar. Carter nos dijo que no llorásemos porque Jerry había dicho que todo iba bien. Mi marido y yo, mis padres y todos los que conocíamos bien a Jerry no tenemos la menor duda. El corazón de nuestro hijo lleva muchas cosas suyas y late en el pecho de Carter. En algún nivel, nuestro hijo sigue vivo.”

La madre del receptor:

“Ví a Carter ir hacia ella (la madre del donante). En esto no se parece a él. Es muy tímido, pero se fue hacia ella como corría hacía mí cuando era bebé. Cuando murmuró : “ Todo está bien mamá,” me derrumbé, me hundí. Le llamó “mamá” ¿No sería el aún corazón de Jerry quién estaba hablando? Hay otra cosa. Hablando con la madre de Jerry, descubrimos que este padecía una parálisis cerebral benigna que afectaba sobre todo al lado izquierdo. Carter presenta rigidez y temblores del mismo lado. Esto nunca ocurrió cuando era bebé. Solamente apareció después del trasplante. Los médicos dicen que estos síntomas están probablemente relacionados con su enfermedad, pero estoy convencida de que no es la única explicación.

Otra cosa que me gustaría entender: cuando fuimos a la iglesia juntos, Carter nunca había encontrado antes al padre de Jerry. Llegamos con retraso y el padre de Jerry estaba sentado con un grupo de gente en medio de la asamblea. Carter soltó mi mano y se precipitó derecho hacia este hombre. Trepó sobre sus rodillas, le abrazó fuerte y le llamó “papá”. Nos quedamos atónitos. ¿Cómo le podía conocer? ¿Por qué le llamó “papá”? Nunca hacía este tipo de cosas. Nunca me soltaba la mano en la iglesia y nunca corría hacia desconocidos. Cuando le pregunté por qué hizo esto, lo negó. Dijo que lo hizo Jerry y que él le siguió.”

Caso no 3:

“ ¡ Siempre quiere ir de compras, cuando antes odiaba el shopping !”

La donante era una mujer de 24 años, víctima de un accidente de coche. El receptor era un joven diplomado de 25 años con mucoviscidosis fibrosis quística y recibió un trasplante de corazón-pulmón.

La hermana del donante:

“Mi hermana era una persona muy sensual. Le encantaba pintar. Se encaminaba hacia su primera exposición como artista única en una pequeña galería de arte, cuando un borracho la atropelló. Es una galería que apoya a artistas homosexuales. Mi hermana no lo solía contar demasiado pero era lesbiana. Decía que los paisajes que pintaba representaban en realidad a la madre o a la mujer. Observaba un cuerpo de mujer desnudo y a partir de ahí creaba un paisaje. Increíble¿ no? Tenía talento”.

El receptor:

“No lo comenté con nadie al principio, pero pensaba que, teniendo un corazón de mujer, me iba a volver homosexual. Desde mi operación, estoy sexualmente más excitado que nunca y las mujeres me parecen aún más eróticas y sensuales que antes. Siento entonces que he tenido internamente una inversión sexual quirúrgica. Mi médico me dijo que mi incremento de vitalidad y energía era lo que me producía esta sensación, pero estoy distinto. Sé que estoy distinto. Cuando hago el amor, sé exactamente lo que siente el cuerpo de la mujer y cómo reacciona, casi como si fuera mi propio cuerpo. Tengo el mismo cuerpo, pero creo que ahora considero el sexo desde un punto de vista femenino”.

La novia del receptor:

“Es mucho mejor amante ahora. Claro, estaba más débil antes de la operación pero no se trata de esto. Parece que conoce mi cuerpo igual que yo misma. Él quiere hacerme mimos y caricias, abrazarme fuerte y tomarse todo su tiempo. Antes, era buen amante pero no de esta manera. Es simplemente distinto. Siempre quiere achucharme e ir de compras. ¡Cuando antes odiaba el shopping! Y ¿sabe qué? Ahora suele llevar un monedero. ¡Su monedero! Se lo cuelga en el hombro y dice que es su bolso, pero es un monedero. No le gusta nada que se lo diga, pero ir de compras con él es como ir con una amiga.

Y otra cosa: le encanta visitar los museos. Nunca hacía esto antes, nunca jamás. Ahora, va todas las semanas. A veces, se para durante largos minutos ante una pintura, sin decir una palabra. Le encantan los paisajes y se queda ahí admirándolos. Algunas veces lo dejo y vuelvo más tarde.”

Caso no 4:

“Odiaba la música clásica pero ahora me encanta”.

El donante era un estudiante de raza negra de 17 años alcanzado por una bala disparada desde un coche. El receptor era un trabajador de fundición blanco de 47 años y padecía estenosis de aorta.

La madre del donante:

“Nuestro hijo se dirigía a clase de violín cuando una bala lo alcanzó. Nadie sabe de dónde vino el disparo, pero le alcanzó y cayó. Murió en el acto, en medio de la calle, abrazado a su estuche de violín. Le encantaba la música y sus maestros decían que tenía verdadero talento. Se impregnaba de la música que escuchaba. Pienso que un día habría acabado en el Carnegie Hall pero los otros chicos siempre se reían de la música que le gustaba.

El receptor:

“Lo lamento por el muchacho que murió y me dio su corazón, pero realmente me incomoda el hecho de que fuera negro. Ojo, no soy racista, en absoluto. La mayoría de mis amigos de la fábrica son negros, pero la idea de tener un corazón negro en el interior de un cuerpo blanco me parece realmente.. en fin, no sé cómo decirlo… Le dije a mi mujer que quizás mi pene iba a crecer hasta llegar al tamaño del de los negros. Dicen que tienen un pene más grande, pero esto queda por comprobar. Después del amor, a veces me siento culpable porque me pasa por la cabeza que quién ha hecho el amor a mi mujer es un negro, pero no lo pienso realmente en serio. Sin embargo, le puedo decir una cosa: odiaba la música clásica y ahora, me encanta. Sé que no viene de mi nuevo corazón porque esto no es el tipo de cosa que les gusta a los negros. Esta música calma mi corazón. La escucho siempre. Se ha vuelto una pasión para mí. No dije a ninguno de mis colegas que tenía un corazón negro pero pienso mucho en ello”.

La mujer del receptor :

“Cuando se enteró de que iba a recibir el corazón de un donante negro, estuvo muy incómodo. Incluso me preguntó si era posible pedir al médico un corazón blanco en el caso de que se presentara una oportunidad. No es Archie Bunker (racista), pero casi… Me mataría si supiera que le cuento esto, pero por primera vez ha invitado a casa a sus compañeros de trabajo negros. Parece que ahora, no presta más atención a su color a pesar de que a veces sigua hablando del tema. Por lo visto, cada vez está más a gusto con ellos, pero él no parece darse cuenta. Una última cosa: me está volviendo loca con su música clásica. La escucha sin pausa, sentado durante horas. Y también reproduce con silbidos piezas clásicas que jamás había escuchado. ¿De qué las conoce ahora? Hubiera podido creer que iba a sentirse atraído por el rap o este tipo de cosas, con su corazón negro.”

Caso no5:

«Me creía homosexual… desde entonces, ya no lo soy…»

La donante era una joven de 19 años que se mató en un accidente de coche. La receptora, una mujer de 29 años que padecía una miocardiopatía derivada de una endocarditis.

La madre de la donante:

“Mi Sara era la más encantadora de las chicas. Era propietaria de un restaurante dietético que gestionaba y siempre me reprochaba el no ser vegetariana. Era una niña formidable. Loquita, pero formidable. Estaba a favor de la unión libre y cambiaba de pareja cada dos o tres meses. Desde niña estaba loca por los hombres y nunca se le pasó. Consiguió escribirme algunas palabras mientras se estaba muriendo. Ya se había ido a medias, pero no dejaba de decir cuánto sentía el impacto del coche que les había pegado. Decía que podía sentir el recorrido del impacto en todo su cuerpo”.

La receptora:

“Puede contar esto a la gente si quiere, pero le tomarán por loco. Cuando tuve mi nuevo corazón, me pasaron dos cosas. Primero, casi todas las noches e incluso ahora, siento realmente el accidente que tuvo mi donante. Siento el impacto en mi pecho. Es un choque violento pero mi médico dice que al parecer, todo está bien. Por otra parte, ahora odio la carne. No la soporto. Era uno de los pilares del McDonald y ahora la carne me hace vomitar. De hecho, el simple olor a carne es suficiente para acelerar o volver loco a mi corazón.

Pero esto no es lo más importante; mi médico dice que sólo se debe a mis medicamentos. No se lo pude decir a él, pero lo que realmente me preocupa es que ahora tengo novio. Mi novio es un chaval formidable y nos adoramos. A nivel sexual, es genial. El problema es que soy homosexual. Bueno, creía serlo. Desde mi trasplante, ya no lo soy. Por lo menos, no lo creo… Lo estoy a medias, o estoy desorientada. Las mujeres me siguen atrayendo pero es mi novio quién me hace efecto, no las mujeres. No tengo la menor gana de estar con una mujer. Me digo a mí misma que me han debido de hacer un trasplante de sexo”.

El hermano de la receptora :

“Susie se ha vuelto más tranquila ahora. Estoy hablando en serio. Era homosexual y su corazón la hizo heterosexual. Tiró todos sus libros y documentos de política gay y no habla más del tema. Antes militaba mucho. Ahora coge a Steven de la mano y le hace mimos al igual que hace mi novia conmigo. Habla de cosas de chicas con mi novia cuando, antes, se habría pasado horas dándole lecciones sobre el sexismo masculino. Y mi hermana, la reina del Big Mac, odia la carne. Ni siquiera puede aguantar que la haya en casa».

Caso no 6:

“ Veo al mundo con ojos jóvenes”

La donante era una joven de 14 años, víctima de un accidente de gimnasia. El receptor, un hombre de 47 años que padecía un mioma benigno y miocardiopatía.

La madre de la donante:

«Mírela Vd. (enseña su fotografía). Mi hija irradiaba salud. Era gimnasta y su entrenador la podía levantar encima de su cabeza con una sola mano. Estaba tan llena de vida que se pasaba el tiempo saltando como un gatito. Sin embargo, tenía un pequeño problema con la alimentación. Se saltaba comidas y en algún momento tomó purgantes. Pienso que era un poco anoréxica. La llevamos a seguir una terapia, pero simplemente no estaba atraída por la comida. Y hacía este ruido estúpido con la boca cuando estaba molesta. Se parecía a un pajarito».

El receptor:

“ Siento que vuelvo a vivir. Tengo la impresión de ser un adolescente. Me siento realmente ligero. Sé que sólo es la nueva energía del nuevo corazón, pero me siento más joven en todos los planos, no sólo físicamente. Veo el mundo con ojos jóvenes. Soy realmente joven en mi corazón. Tengo una tendencia irritante a resoplar de risa, lo que enerva mucho mi mujer. Y hay algo en la comida. No sé lo qué es. Tengo hambre, pero después de haber comido suelo tener nauseas y me parece que me aliviaría vomitar».

El hermano del receptor:

“ Gus es un verdadero adolescente. De esto no hay ninguna duda. Es un jovencito o por lo menos se lo cree. Incluso cuando jugamos al bowling, grita y salta como un loco. Ahora tiene una risa extraña. Es una risa de chica y se lo hemos dicho. No le importa. Nunca volvió a recuperar su apetito después de la operación ; casi siempre tiene nauseas. Después de la cena de Thanksgiving _que sin embargo le encantó _ subió a vomitar. Le condujimos a Urgencias pero esto no tenía nada que ver con su nuevo corazón. Nos dijeron que probablemente era una reacción a algo que había comido. Sin embargo, ningún otro miembro de la familia enfermó. Tendrá que vigilar esto. Su peso preocupa un poco a su médico.”

Caso no 7:

“Le tiene miedo al agua y no sabe por qué”.

La donante era una niña de 3 años que se ahogó en la piscina familiar. El receptor era un chico de 9 años con una miocarditis y una malformación congénita del septum ventricular.

La madre del receptor:

“No conoce ni la identidad de su donante ni la causa de su defunción. Nosotros sí. Se ahogó en casa del compañero de su madre. La madre y su compañero le dejaron con una cuidadora joven que estaba hablando por teléfono cuando ocurrió. Nunca encontré al padre, pero la madre declaró que tuvieron un divorcio muy feo y que el padre nunca veía a su hija. Dijo también que ella misma trabajaba mucho y sentía no haber pasado más tiempo con su hija. Pienso que se siente bastante culpable de todo esto… entiende, por el hecho de que los dos, de alguna manera no hayan sabido valorar a su hija antes de que fuera demasiado tarde.”

El receptor que no conoce la identidad de la donante:

“A veces, hablo con ella. Siento que está aquí. Parece que está muy triste. Tiene mucho miedo. Le digo que todo está bien, pero tiene mucho miedo. Dice que le habría gustado que sus padres no rechazaran a su hija. No sé por qué dice esto.”

La madre del receptor:  “Lo que más mi impacta es que Jimmy tiene ahora pánico al agua. Antes le encantaba. Vivimos cerca de un lago y se niega a salir al jardín trasero de la casa. No para de cerrar la puerta trasera y echar los cerrojos. Dice que le tiene miedo al agua y no sabe por qué. Se niega a hablar del tema.”

Caso no 8:

“Llevo a mi ángel a todas partes conmigo.”

La donante era una chica joven de 19 años que se rompió el cuello en un curso de baile. La receptora era una joven de 19 años que padecía una míocardiopatía.

La madre de la donante:

“Encontramos a Angela (la receptora), y es el perfecto reflejo de nuestra hija (Stacy). Parecen gemelas. Las dos son chicas inteligentes ; bueno, mi hija también era inteligente. Quería ser actriz, pero pensábamos que tenía muchas posibilidades intelectuales. Su padre era médico y deseaba mucho que ella siguiera el mismo camino.”

El padre de la donante:

“Stacy era muy inteligente. Es trágico. Habría sido una médico entrañable, pero ella quería cantar y bailar. Es lo que la mató. Se derrumbó durante un curso de baile. Siempre discutíamos cariñosamente cuando le decía lo mucho que me decepcionaría si se fuera a Hollywood en vez de a Harvard. Espero que ella sepa que solamente quería su felicidad.”

La receptora:

“La considero como mi hermana. Pienso que tuvimos que ser hermanas en una vida anterior. Lo único que sé es que mi donante era una chica de mi edad, pero no solamente esto. Le hablo a la noche o cuando estoy triste. Siento que me contesta. Lo puedo sentir en mi pecho. Pongo la mano izquierda sobre mi corazón y aprieto con la derecha. Tengo la impresión de entrar en comunicación con ella. A veces, parece triste. Creo que quería ser enfermera o algo así, pero otras veces parece que soñaba con Broadway. Quiero ser enfermera pero también podría ser médico. Espero que sea feliz porque siempre será mi ángel, mi hermana de corazón. La llevo a todas partes conmigo.”

La madre de la receptora:

“A veces, la oímos hablar a su corazón. Es como si se confiara a su diario íntimo. Se pone la mano sobre el pecho y habla a la imagen que se hace de su donante. Una vez, la encontramos sujetando un estetoscopio contra su pecho para intentar oír a su nuevo corazón. Pienso que lo hace de vez en cuando. Otra cosa: ahora está muy determinada en ir a la facultad de medicina. Nunca antes había expresado tal deseo, pero es probablemente porque no pensaba vivir mucho tiempo. Ya se ha cambiado de carrera universitaria”.

Caso no 9:

“Daryl me sonrió exactamente como lo hacía Timmy”.

El donante era un niño de 3 años que se cayó de la ventana de un piso. El receptor era un niño de 5 años con una malformación congénita del septum interventricular y una miocardiopatía.

La madre del donante:

“Me descolocó. Cuando me encontré con la familia de Daryl (el receptor), en la reunión de los trasplantados, rompí a llorar y empecé a sollozar. Después, nos dirigimos hacia el árbol de los dones, donde cada uno lleva un bono simbolizando a su donante. Ya estaba llorando cuando mi marido me dijo que mirara la mesa ante la cual estábamos pasando. Era la familia del receptor, con Daryl sentado en el centro. Lo supe enseguida. Daryl me sonrió exactamente como lo hacía Timmy (el donante). Después de haber hablado durante horas con los padres de Daryl, estábamos aliviados. Después de un momento, esto ni siquiera nos parecía extraño. Cuando escuchamos que Daryl había adivinado el nombre y la edad de Timmy, nos pusimos a llorar. Pero eran lágrimas de alivio porque sabíamos que el espíritu de Timmy estaba vivo”.

El receptor:

“Dí un nombre al niño. Es más joven que yo y se llama “Timmy.” Todavía es pequeño. Es como un hermano dos veces más joven que yo. Sufrió muchísimo cuando se cayó. Creo que le gustan mucho los juguetes Power Rangers, como a mí antes. Pero ya no me gustan. Me gusta Tim Allen de Tool Time; por eso le llamé Tim. También me preguntó qué pasó con mi viejo corazón. Estaba roto, fastidiado, pero cuidó de mí durante un tiempo”.

El padre del receptor:

“Daryl nunca supo el nombre ni la edad de su donante. Aún hace poco lo ignorábamos nosotros mismos. Lo único que sabíamos era que el niño pequeño había muerto al caerse de una ventana. Ni siquiera sabíamos su edad. Daryl lo había adivinado. Probablemente sería un golpe de suerte, pero acertó. Pero lo que pone la piel de gallina, es que no solamente adivinó su edad y la manera en que murió sino también su nombre. El niño se llamaba Thomas, pero no sé por qué razón, sus allegados le llamaban Timmy”.

La madre del receptor:

“¿No le vas a decir lo más increíble de todo? Timmy murió al intentar coger un Power Ranger que se había caído sobre el borde de la ventana. Daryl ni siquiera quiere tocar los suyos ahora”.

Caso no 10:

“Ví directamente a Carl en los ojos de Ben”.

El donante era un agente de policía de 34 años que fue matado por una bala cuando intentaba a detener a un traficante de drogas. El receptor era un profesor de colegio de 56 años que padecía una arterioesclerosis y una cardiopatía isquémica.

La mujer del donante:

“Cuando encontré a Ben (el receptor) y Casey (la mujer de Ben), casi me desmayé. Primero, se me hizo extraordinario ver a este hombre con el corazón de mi marido en el pecho. Prácticamente vi a Carl (el donante) en los ojos de Ben. Cuando pregunté a Ben qué tal se sentía, en realidad era a Carl a quién se lo estaba intentando preguntar. Nunca se lo dije pero me habría gustado tocar el pecho de Ben y hablar con el corazón de mi marido. Sin embargo, lo que realmente me preocupa es que Casey haya dicho con desenvoltura que unos haces de luz en la cara sean el único verdadero efecto secundario del trasplante. Así es exactamente como Carl murió. El cabrón le disparó una bala en plena cara. La última imagen que debió de tener sería la de un terrible relámpago. La policía nunca detuvo a este tipo, pero cree saber quién es. Vi su retrato robot. Tiene el pelo largo, unos ojos hundidos, una barba y una mirada muy tranquila. Se parece un poco a ciertas imágenes de Jesucristo.”

El receptor:

“Si prometéis no divulgar jamás mi nombre, os voy a decir lo que nunca dije a ningún médico. Sólo mi mujer está al tanto. Únicamente sabía que mi donante era un chico de 34 años, de excelente salud. Algunas semanas después de la operación, empecé a soñar. Veía un haz de luz alcanzarme en plena cara y mi rostro se ponía muy, muy caliente. Realmente ardiendo. Justo antes, apercibía a Jesús. Desde entonces, no paro de tener visiones, de noche como de día: Jesús y un relámpago. Es la única diferencia que haya notado, excepto el hecho de sentirme bien por primera vez en mi vida”.

La mujer del receptor:

“Soy muy feliz de que le haya interrogado sobre su trasplante. Está más molesto de lo que confiesa respecto a estos relámpagos. Dice que vé a Jesús y luego, un relámpago alumbrante. Habló de los relámpagos al médico pero mencionó a Jesús. Le dijeron que se trataba probablemente de los efectos secundarios de la medicación, pero, por Dios, cuánto quisiéramos que cesaran de una vez !”

ANÁLISIS E HIPÓTESIS

Dado que estos testimonios estuvieron reunidos de manera clínica y esporádica, no es posible calcular un porcentaje de pacientes que hayan revelado cambios de carácter relacionados o no con la personalidad del donante. Este informe justificaría, desde un punto de vista teórico y empírico, un estudio más profundo y controlado.

Desde siempre, los trasplantados dudaron en compartir tales experiencias con sus médicos (incluso en muchos casos con sus propios familiares y amigos). Además, si se da crédito a la opinión general según la cual los recuerdos estarían primero almacenados en el sistema nervioso (y después en el sistema inmunitario), parece, a primera vista, altamente improbable que los familiares, amigos, cirujanos y profesionales de la salud en general, estén dispuestos a escuchar de hablar de memoria celular.

En consecuencia, no es posible determinar el verdadero porcentaje de los cambios de personalidad: la “infra- declaración” parece ser más la regla que la excepción. El caso no 4 confirma expresamente este punto. Cuando un trabajador de fundición de 47 años recibió el corazón de un estudiante negro, presumió que el joven negro prefería la música rap. Entonces, rechazó la idea según la cual su entusiasmo repentino por la música clásica podía proceder del corazón del donante. Sin embargo, lo que el receptor ignoraba era que el donante sentía pasión por la música clásica y murió agarrado a su estuche de violín.

Tras la redacción de este artículo, Schwartz y Russek entrevistaron a un paciente del Dr Copeland, que recibió un corazón de mujer y manifestó muchos cambios de personalidad. Entre otras cosas, desarrolló una pasión súbita por el rosa (color que no le gustaba antes de su operación) y un gusto pronunciado por los perfumes (que no soportaba antes : prohibía a su mujer que los usara). Ahora, toma baños aromatizados y lleva perfumes de mujer. Sus hijas le vacilan y teme hablar de todo ésto con sus médicos. Lo hizo con Schwartz y Russell, sabiendo que estaban abiertos a estos fenómenos y le ayudarían a descubrir una eventual relación con su donante (actualmente están intentando contactar con la familia del donante).

Su caso es interesante porque le declararon muerto y le reanimaron dos veces antes de su trasplante. Vivió una experiencia de muerte inminente que, según sus palabras y las de su mujer, le transformó y le hizo más abierto. No todos los receptores son tan receptivos a las informaciones celulares ni viven o cuentan estos cambios tan claramente.

Un lector crítico del manuscrito preguntó: “ ¿los receptores controlan estos fenómenos? Si todos fueran receptivos a ellos, vivirían todos estos fenómenos? ” Es una pregunta importante que podrá ser investigada en el futuro.

En teoría, más personas tendrían que ser capaces de recuperar estas informaciones si se les animará para que las recibieran y fueran más receptivas. Se podría plantear la utilización de la hipnosis como herramienta de investigación clínica. Los casos aquí presentados son excepcionales (pero no únicos) en el sentido de que los receptores observaron cambios que fueron después comprobados por los los miembros de su familia o por sus amigos. Por otra parte, en cada caso, las informaciones referentes a los donantes fueron claramente validadas por los familiares o amigos del donante. En cada caso, los cambios ocurridos en el receptor precedieron a todo contacto con los miembros de la familia o amigos del donante.

¿ FENÓMENOS PSÍQUICOS Y COINCIDENCIAS?

Los receptores aquí citados no fueron sometidos a ningún diagnóstico psiquiátrico. No padecían ninguna ansiedad ni depresión extrema, a pesar de que algunos hayan manifestado cierta inquietud respecto a sus experiencias, como aparece en el caso no 10. Este profesor de colegio no sólo soñó con relámpagos blancos en la cara, sino también declaró que antes del relámpago “ a veces apercibía a Jesucristo”. Como temía a esta alucinación y a su posible significado diagnóstico, no compartió esta información con sus médicos (a pesar de haberles hablado de los relámpagos). Ahora bien, según la esposa del donante, el asesino de su marido se parecía a Jesús.

¿ Semejantes testimonios se pueden explicar por una coincidencia estadística? La concordancia de los nombres relatada en los casos no1, 8 y 9 podría ser una simple coincidencia. En el caso no 9, por ejemplo, el hecho de que el receptor haya elegido el nombre de Tim (por el donante que nunca encontró) se puede atribuir a sus gustos personales. El receptor declaró: “ Me gusta Tim Allen de Tool Time, por eso le llamé Tim”. Sin embargo la explicación de la coincidencia estadística no tiene peso ante esta declaración del receptor: “Creo que a él (el donante) le gustan mucho los Power Rangers, como a mí antes. Pero ahora no me gustan más.” El donante se cayó “al intentar coger un Power Ranger que se había caído en el borde de la ventana.

Las revelaciones procedentes de estos diez casos presentan demasiadas coincidencias para ser accidentales (hipótesis de la coincidencia estadística). Son necesarias futuras investigaciones para determinar sistemáticamente el fenómeno de coincidencia donante-receptor. En la Universidad de Arizona, se están llevando a cabo unas investigaciones sobre una muestra de 300 trasplantados, para estimar la incidencia de semejantes coincidencias, mediante entrevistas semi dirigidas y preguntas sistemáticas. Además, un subconjunto de trasplantados está siendo sometido a un examen fisiológico con el propósito de estudiar las medidas biofísicas de la sincronía corazón-cerebro.

LA HIPOTESIS DE LA CARDIO-ENERGÍA

Estas investigaciones intentan comprobar unas hipótesis elaboradas a partir de la Teoría de los Sistemas de Energía Dinámica aplicada al corazón – llamada “cardio-energía” -.

La hipótesis de base es que la información y la energía son transmitidas electro-magnéticamente entre el cerebro y el corazón y que, por resonancia electro-magnética, el cerebro puede tratar informaciones procedentes del corazón del donante. Otras formas de comunicación energética son igualmente plausibles y tendrían que ser contempladas en unas futuras investigaciones. Pearsall observó, de manera informal, que no sólo los receptores de corazón sino incluso los que recibieron un riñón, un hígado u otros órganos, presentaban también cambios olfativos, alimenticios y emocionales.

Sin embargo, eran generalmente transitorios y se podían asociar a los medicamentos y a otros factores relacionados con el trasplante. Los descubrimientos referentes a los trasplantados de corazón parecen más sólidos y más fuertemente relacionados con el pasado del donante. Llegar a averiguar esta información, podría tener implicaciones significativas para la fisiología de base, así como para la medicina clínica. Pearsall se interesó sobre la posibilidad de una memoria celular en los trasplantados, en parte a causa del trasplante de médula ósea al que fue sometido en 1987, como por su procedencia hawaiana, según la cual el corazón es “el órgano del pensamiento, de los sentimientos, de la comunicación y de la espiritualidad”.

Schwartz y Russek se interesaron por el tema de la memoria celular, en parte como consecuencia del descubrimiento de Schwartz sobre la «Lógica Memorial Sistémica», a principios de los años 80 (cuando era profesor de Psicología y de Psiquiatría en la Universidad de Yale) y, en parte, por la evolución de la Teoría de los Sistemas de Energía Dinámica desarrollada a mediados de los años 90 y aplicada al corazón por Russek y Schwartz.

Sin embargo, la memoria sistémica es sólo uno de los mecanismos posibles de memoria celular. Se tienen que contemplar asimismo otros, como, por ejemplo, la memoria micro tubular, que puede también afectar al proceso de memoria sistémica. Si las investigaciones del futuro aportan la prueba de la existencia de una memoria celular en los trasplantados, las implicaciones teóricas, clínicas y éticas serán amplias. Los presentes descubrimientos son aportados con la esperanza de fomentar nuevas investigaciones para examinar seriamente esta hipótesis.

Autores: Paul Pearsall – Gary E.Schwartz – Linda G Russek

Traducción : Michelle Trounday

Referencias:

  1. Lunde DT. Psychiatric complications of heart transplants. Am J Psychia 1967; 124:1190-1195.

2. Kuhn WF et al. Psychopathology in heart transplant candidates. J Heart Transplants 1988; 7:223-226.

3. Mai FM. Graft and donor denial in heart transplant recipients. Am J Psychiatry 1986; 143:1159-1161.

4. Miller JG. Living Systems. New York, NY: McGraw-Hill, 1978.

5. Schwartz GE, Russek LG. Dynamical energy systems and modern phys Fostering the science and spirit of complimentary and alternative medicine Alter Therapies Health Med 1997; 3(3):46-56.

6. Schwartz GE, Russek LG. Do all dynamical systems have memory? Implications of the systemic memory hypothesis for science and society. I Pribram (ed.). Brain and Values: Is a Biological Science of Values Possibl Hillsdale, NJ: Lawrence Erlbaum Associates, 1998. 7. Schwartz GER, Russek LGS. The origin of holism and memory in natur systemic memory hypothesis. Frontier Perspectives 1998; 7(2):23-30.

8. Schwartz GER, Russek LGS. The plausibility of homeopathy: The syste memory mechanism. Integrative Med 1998; 1(2):53-60.

9. Sylvia C, with Novak W. A Change of Heart. New York, NY: Little, Br 1997.

10. Pearsall P. The Heart’s Code. New York, NY: Broadway Books, 1998.

11. Song LZYX, Schwartz GER, Russek LGS. Heart-focused attention an heart-brain synchronization: Energetic and physiological mechanisms. Alt Therapies Health Med 1998; 4(5):44-63.

12. Russek LG, Schwartz GE. Energy cardiology: A dynamical energy sys approach for integrating conventional and alternative medicine. Advances. Mind-Body Health 1996; 12(4):4-24.

13. Tiller WA. Science and Human Transformation: Subtle Energies, Intentionality and Consciousness. Walnut Creek, CA: Pavior, 1997.

14. Russek LR, Schwartz GE. Interpersonal heart-brain registration and th perception of parental love: A 42-year follow-up of the Harvard Mastery o Stress study. Subtle Energies 1994; 5(3):195-208.

15. Hameroff SR, Penrose R. Orchestrated reduction of quantum coherenc brain microtubules: A model for consciousness. In SR Hameroff, AW Kas AC Scott (eds). Toward a Science of Consciousness. Cambridge, MA: The Press, 1996.

16. Schwartz GER, Russek, LGS. The Living Energy Universe. Charlottes VA: Hampton Roads Publishing,

http://www.insconsfa.com/art_transplante_de_organo.shtml

TEXTO DE INVESTIGACIÓN: Cambio de Corazón

Claire Sylvia y Bill Novak – ISBN 0-446-60469-0

Libro Cambio de Corazón en inglés: http://amzn.to/29wuJlD

Claire Sylvia recibió un trasplante de corazón y pulmones en 1988. La causa de la necesidad de ser trasplantada se debió a su padecimiento de hipertensión pulmonar primaria y éste se realizó en el Hospital de Yale – New Haven en Connecticut – Nueva Inglaterra por el Dr. John Baldwin. El donante fue un joven de 18 años de Maine, que tuvo un accidente en motocicleta que al momento de ablacionarle los órganos estaba siendo mantenido por un ventilador que respiraba por él; su corazón en cambio estaba latiendo por sí mismo.

Datos obtenidos del texto de investigación (Cap. 1 – Pág. 5; Cap. 3 – Pág. 38; Cap. 6 – Pág. 80; Cap. 7 – Pág. 84-96-97).

Exponemos textualmente de su libro algunos párrafos sobre los cambios experimentados en su vida relacionados con la energía de su donante, además de percibir su presencia como una segunda alma compartiendo su cuerpo, los sorprendentes y acertados sueños sobre él, sin haberlo conocido, los cambios en sus apetencias gastronómicas, estilo de baile, forma de caminar, etc. que eran el modo de vida del donante y que ella asumió tras el trasplante, todo esto confirmado por los familiares del mismo.

Los cambios de Claire Sylvia coinciden también con relatos de otros trasplantados que han experimentado similares cambios después del trasplante, situaciones que parecen constituir la regla y no la excepción y que los científicos materialistas no pueden darle explicación pues estos hechos no pertenecen al plano físico sino al plano espiritual.

EL RECEPTOR DE LOS ÓRGANOS TRASPLANTADOS CLAIRE SYLVIA SIENTE LA PRESENCIA DEL DONANTE (MUERTO) COMO ALMA O ESPÍRITU

«No antes que pasara mucho tiempo comencé a sentir que había recibido más que sólo nuevas partes del cuerpo. Comencé a preguntarme si mi corazón y pulmones trasplantados, de alguna manera, me habían transmitido algo de sus inclinaciones y recuerdos propios. Tuve sueños y experimenté cambios que parecían sugerir que algunos aspectos del espíritu y de la personalidad de mi donante ahora existían dentro de mí». (Cap. 1 – Pág. 6)

«Aunque aún no podía expresar esta idea en palabras, ahora creo que lo que me hizo estar tan confundida y desorientada durante los primeros días en la unidad de cuidados intensivos, fueron las primeras molestias de otra persona dentro mío. Yo tenía la sensación de que algunos aspectos del espíritu y personalidad del donante existían dentro mío». (Cap. 8 – Pág. 114)

«Mi corazón nuevo parecía estar alterando mi personalidad. Noté que ya no sentía soledad, incluso si estaba sola. Durante la semana, al estar separada de mi hija Amara y de mis amigos no los extrañaba mucho. A veces tenía la intuición que alguien más estaba ahí conmigo, que de un modo intangible mi concepto de «yo» se había convertido en «nosotros». Aunque no siempre podía detectar esta presencia extra, en momentos sentía como si una segunda alma estaba compartiendo mi cuerpo». (Cap. 9 – Pág. 131)

«No era mi ser maduro quien me había arrastrado hasta aquí, sino, la energía juvenil de mi corazón y pulmones de veinte años. En Francia, más que nunca antes, sentí como si fuéramos dos personas que estaban compartiendo el mismo cuerpo». (Cap. 12 – Pág. 193)

«Que shockeante debe haber sido para el corazón y los pulmones de Tim – y cualquier otra parte del espíritu de Tim que podría venir junto a ellos- en despertarse en el cuerpo de una mujer de edad madura ¿Estaba yo loca o eran mis sueños y mis cambios que estaban sugiriendo que el corazón humano era más que una bomba mecánica?» (Cap. 12 – Pág. 196)

«Ahora Rolbie estaba forzado en considerar lo que para mí por mucho tiempo me pareció claro – no solo de que había un Tim real sino que algunos aspectos de él podrían existir dentro mío. Como Rolbie escribió:

‘Siento que se da lugar un cambio de punto de vista. Mi adhesión vehemente a la concepción psicológica de Tim se aleja cuando Claire se acerca a su deseo de encontrarse con la familia de Tim. Estoy comenzando a creer que algo de la esencia de Tim ha transmigrado a Claire. Como terapista profesional sé que el vigor y la fortaleza son parte de la personalidad, el temperamento y la identidad. Si el trasplante de alguna manera ha transmitido elementos de temperamento, personalidad e identidad de él, entonces restos psicológicos del Tim L. real (no sólo la imagen de ‘Tim’) puede habitar ahora en Claire». (Cap. 13 – Pág. 201-202)

Robert Bosnak (Rolbie) – Analista del Instituto Jung de Boston.

RELATO DE TRASPLANTADO

«El interés del doctor Pearsall en esta materia surgió después de su propio trasplante. Un paciente conocido, que también sobrellevó un trasplante de médula, insistía que podía sentir la presencia de su donante. El doctor Pearsall preguntó al hombre que él pensaba cómo era su donante.

‘Alguna clase de artista’, él respondió. ‘Quizás un pintor o un músico.’

Posteriormente, se le informó al paciente que el hobby de su donante era pintar al óleo». (Cap. 17 – Pág. 261)

El Dr. Pearsall escribió el libro «El código del corazón«, ISBN 84-414-0467-4.

INFLUENCIA DEL DONANTE DE LOS ÓRGANOS (MUERTO) COMO ALMA O ESPÍRITU  SOBRE EL RECEPTOR, QUIEN ADOPTA SUS MISMOS GUSTOS

Estos cambios de gustos que el receptor de los órganos (Claire Sylvia) manifiesta, eran los del donante (Tim L.) antes de su muerte, hechos que son confirmados por sus familiares.

«¿Él era un gran bebedor de cerveza? ‘Yo pregunté’.Sus hermanas asintieron».

«Cuando les conté como quería una cerveza tan pronto después de la operación, había sonrisas alrededor».

«Pregunté si le gustaban los ajíes verdes.

‘¿Estás bromeando? Le encantaba’, una hermana me dijo. ‘Él solía freírlos con un embutido Kielbasa’

Les expliqué que antes del trasplante nunca me gustaron los ajíes.

‘Pero lo que a él realmente le encantaba eran los medallones de pollo’, dijo Annie.

‘Oh, mi Dios’

‘¿Qué es, Claire?’

Recién recordé algo que nunca se lo he contado a alguien. Luego del trasplante, cuando finalmente me permitieron conducir nuevamente, el primer lugar que fui fue el negocio de pollo frito de Kentucky. Yo tenía este deseo por los medallones de pollo, lo que nunca había tenido antes». (Cap. 14 – Pág. 225-226)

«Recién había aprendido que muchos de los sueños, imágenes y pálpitos que yo había tenido de mi donante estrechamente concordaban con lo que sus amados sabían de él». (Cap. 15 – Pág. 232)

REPORTAJE A LOS PADRES DEL DONANTE EN 1991

 ‘¿Ustedes creen’, el reportero preguntó, ‘que de alguna manera Claire recogió parte del espíritu de Tim?’

June (Madre de Tim): ‘Sí, yo lo creo. Cuando ella nos contó acerca de las comidas, esto fue una conmoción’. Mi hija dijo: ‘Má, no lo puedo creer. ¡Son las mismas cosas que a Tim le gustaban!

Carl (padre de Tim): ‘Su espíritu todavía está ahí en aquellas partes que ella recibió’. (Cap. 15 – Pág. 240)

 INFLUENCIA MENTAL DEL DONANTE DE ÓRGANOS (TIM L. – MUERTO)

COMO ALMA O ESPÍRITU, SOBRE EL RECEPTOR CLAIRE SYLVIA

Los pensamientos del receptor (hombre o mujer) y los del donante (alma o espíritu) se confunden, valiéndose el donante como alma o espíritu del cuerpo del receptor para manifestarse.

Es confirmado por los familiares del donante.

REPORTAJE A LA HERMANA DEL DONANTE EN UN SHOW TELEVISIVO

‘Cuando la encontramos a Claire’, dijo Carla (hermana de Tim), ‘todos nosotros la probamos y le hicimos preguntas. Era como si supiera de Tim. Un montón de cosas que ella dijo eran verdad ¿cómo sabía ella estas cosas? Todo lo que decía estaba en lo cierto. Era como él, cómo si fuera parte de él.’ (Cap. 15 – Pág. 241-242)

«¿Por qué los receptores tienen las memorias de un donante que nunca conocieron y a quienes a veces podemos identificar?» (Cap. 18 – Pág. 275)

RELATOS SOBRE PERSONAS QUE RECIBIERON TRASPLANTES.

INFLUENCIA MENTAL DEL DONANTE MUERTO COMO ALMA O ESPÍRITU SOBRE EL RECEPTOR (PERSONA)

«El día vendrá, yo espero, cuando los casos como el mío serán estudiados en forma sistemática. Hasta entonces, nos tenemos que conformar con evidencias anecdóticas.

Una enfermera de trasplante de Florida, nos contó que una paciente de trasplante de corazón, que, antes de su operación, sufría de un temor extremo al agua, un temor tan extenuante que incluso no tomaría una ducha. Pronto después del trasplante, esta misma mujer sintió un gran deseo de ir a nadar y a navegar. Un médico residente de cirugía, que no estaba autorizado para abrir esta información, informó a la familia incrédula de la mujer que el donante de ella había sido un ávido navegante que murió en un accidente de paseo en bote.

Esta misma enfermera nos contó acerca de un hombre de cincuenta y algo de años, que recibió un corazón nuevo de un donante joven que fue muerto en un accidente de motocicleta. El receptor, un cristiano que volvió a nacer, despertó de la operación maldiciendo e insultando, que era completamente fuera de su personalidad. Debido a que el donante había muerto en el mismo hospital donde el trasplante se realizó, la madre del donante terminó encontrando al receptor. Ella confirmó que el hombre estaba hablando como su hijo, e incluso estaba usando algunos de sus modismos». (Cap. 17 – Pág. 262)

«Un número de facultativos vinieron a nuestro instituto y a través de los años he escuchado otras historias como esta. Un cirujano cardíaco me contó que él ha observado este fenómeno, que incluye cambios en la personalidad y deseos por nuevas comidas y que esto con frecuencia desvanece algunos meses después del trasplante. No es algo que los cirujanos quieren publicidad, y lo mantienen muy callado». (Cap. 18 – Pág. 276)

INFLUENCIA MENTAL Y FÍSICA DEL DONANTE DE ÓRGANOS (TIM L. – MUERTO) COMO ALMA O ESPÍRITU SOBRE EL RECEPTOR CLAIRE SYLVIA

La influencia mental se verifica por el conocimiento de nuevos temas que ella manifiesta conocer y la influencia física puede verificarse por haber adoptado la forma de caminar del donante muerto.

«Mi personalidad estaba cambiando, teniendo un giro masculino. Me sentía más segura, firme y enérgica, y además sentía que conocía temas que sólo los hombres conocían, un conocimiento que extrañamente vino a mí de algún lugar desconocido. Era una percepción sutil, como si un conocimiento secreto que yo no comprendía totalmente me hubiera sido confiado.

Incluso mi modo de caminar era varonil. «Mamá», me dijo mi hija Amara, «¿Por qué estás caminando así? Estás tambaleándote como si fueras un futbolista».

Luego un amigo de baile también me llamó la atención por el modo de caminar. «Claire, te estás meneando». Me di cuenta que era el modo de caminar de un joven viril,…

Esta nueva energía masculina no se limitaba a mi paso de andar. O quizás mi nuevo modo de andar era una metáfora por el modo en que ahora me movía por el mundo, sin sentirme limitada. Sentí un nuevo poder que estaba asociado con la vibración, la fuerza y la masculinidad». (Cap. 9 – Pág. 132)

REUNIONES DE APOYO GRUPAL – RELATOS DE TRASPLANTADOS

«Otro tema en nuestra conversación era que todos nosotros después del trasplante teníamos la sensación de que no estábamos solos. Y cada uno de nosotros de alguna manera experimentábamos que el corazón nuevo era ‘otro’ ser con quien alguna forma de comunicación se daba lugar.

En un par de casos esta sensación de estar con otra persona era tan fuerte, que los receptores estaban obsesionados en conocer la identidad del donante.

Con otros integrantes, la percepción de otra presencia dentro suyo era más difusa y lo expresaban hablando directamente a sus corazones, incluso, en los momentos de crisis, en voz alta». (Cap. 11 – Pág. 166)

«Solo una integrante, una trabajadora social llamada Mary sostenía que nunca había experimentado su corazón como ‘otro’ (ser). Dentro de los confines de nuestro círculo cerrado, Mary habló conmovida, como, cuando al experimentar un episodio de rechazo poco después del trasplante, tuvo una visión de dos espíritus que estaban librando una batalla en su cuerpo. ‘Uno de ellos era yo’, dijo ella, ‘y el otro, supongo, era el donante que no quería que yo tuviera su corazón’. ‘Sé que mi corazón nuevo es de una mujer y esta batalla entre nosotras era como una pelea de gatos’». (Cap. 11 – Pág. 167)

‘A veces pienso en esta persona cuyo corazón yo tengo’, él dijo, ‘pero tengo que sacarlo de mi mente porque me asusta’…

‘No iré tan lejos como para aseverar que dos personas existen en mí pero he cambiado. Podría haber sido distinto si hubiera recibido un riñón, pero el corazón tiene lazos espirituales, psicológicos y emocionales. Creo que el espíritu del donante está todavía por aquí, y en este sentido todavía está vivo.’ (Cap. 11 – Pág. 169)

«Alrededor de un año después del trasplante, Mario vivió una experiencia que realmente lo sacudió. Él y su esposa estaban visitando a parientes en el área de Boston y en un domingo de Pascuas ingresaron a una iglesia donde, ante su sorpresa, Mario se sintió totalmente en casa. Incluso el cura le parecía familiar y Mario instintivamente conocía el camino. Él condujo a su esposa escalera arriba a un banco de la iglesia como si hubiera estado ahí varias veces.

‘¿Hemos estado en esta iglesia?’ Le preguntó a su esposa.

‘Nunca’, le respondió.

‘Bueno yo sí’, él le dijo.

‘Nunca supe de qué parte de Boston era mi amigo (el donante)’. Mario nos contó. ‘Pero aquella mañana no tenía dudas que aquella era su iglesia’.

Mario encontró esta vivencia tan inquietante que regresó a la iglesia tres veces más hasta que se sintió cómodo. `Creo que hay otro espíritu en mí’, -él concluyó- ‘y que finalmente nos unimos y de alguna manera convinimos una vida para ambos’.

Mario se sentía especialmente agradecido con Rolbie por ayudarlo a manejar una imagen perturbadora que lo atemorizaba. Desde el comienzo del trasplante, Mario a veces veía la imagen de una cara suspendida justo debajo del techo. Finalizadas unas de nuestras reuniones, Rolbie se reunió en privado con Mario y le pidió que trajera a la memoria la cara. Cuando apareció, Rolbie le asistió a Mario para que bajara la imagen cerca y más cerca del rostro de él, hasta que las dos caras parecían confundirse. Después de ello, la cara misteriosa no hizo más apariciones y Mario sintió que había incorporado totalmente el nuevo órgano a su cuerpo». (Cap. 11 – Pág. 171)

OTRAS OPINIONES

«Deepak Chopra está entre aquellos que parecen  dar por sentado una comprensión en crecimiento de la memoria celular. En uno de sus libros conocidos, él informa que algunos pacientes trasplantados, después de recibir un riñón, un hígado, o un corazón, comienzan a participar de la memoria de sus donantes. ‘Asociaciones que pertenecen a otra persona empiezan a ser liberadas cuando los tejidos de aquella persona son ubicadas dentro de un extraño'». (Cap. 18 – Pág. 269)

Según el doctor en filosofía, Gary E. Schwartz, profesor de psicología, neurología y psiquiatría, y director del laboratorio de sistemas de energía humana de la Universidad de Arizona y su colega la doctora Linda G. Russek:

«La memoria sistémica predice que todos los pacientes trasplantados registran información y energía guardadas en los tejidos del donante –seguramente inconscientemente y a veces concientemente. Desde nuestra perspectiva, el problema del rechazo de órganos no implica solamente el rechazo del elemento de la célula, sino también de la energía de información guardada dentro de las células y las moléculas». (Cap. 18 – Pág. 277)

CONCLUSIÓN

ANÁLISIS DESDE LA FILOSOFÍA

El hombre es algo más que su cuerpo.

Definido correctamente, el hombre es un alma o espíritu con un cuerpo físico; este último es la envoltura del alma e instrumento de trabajo para su progreso.

Cuando el cuerpo muere, el alma o espíritu siendo inmortal, sobrevive a la muerte del cuerpo, conservando sus facultades espirituales: Pensamiento, Sentimiento y Voluntad.

Para este estudio particular debemos tener en cuenta lo siguiente: EL HOMBRE ES UN SER ESENCIAL, ALMA O ESPÍRITU CON UN CUERPO FÍSICO.

              CUERPO 

ALMA +                      + CUERPO = HOMBRE (GÉNERO HUMANO)

                          FLUÍDICO                       

Nosotros (hombre), somos un alma, espíritu o ser esencial, tenemos un cuerpo fluídico semimaterial más el cuerpo físico. Durante la vida del cuerpo, el cuerpo fluídico semimaterial está unido al cuerpo físico material, molécula a molécula, y hace de vehículo del pensamiento entre el alma y el cuerpo, teniendo por hilos conductores los nervios (para enviar los mensajes bioquímicos-neurotransmisores a las diferentes partes del organismo que actúan bajo el impulso de la voluntad).

Los seres (alma, espíritu o ser esencial) cuyos cuerpos han muerto (donantes), en algunos casos pueden sentirse atraídos por una misma forma de pensar, sentir y actuar con el receptor del órgano trasplantado, al que se asimilan, confundiéndose los dos pensamientos, las dos voluntades y los dos cuerpos fluídicos (del receptor con cuerpo y del donante sin cuerpo), de forma tal que el donante (alma o espíritu) se vale del cuerpo del receptor (hombre), manifestando sus ideas, gustos, inclinaciones, y tendencias que tenía antes de su desencarnación (muerte).

Para ver el gráfico seleccione la opción «Descargar» del menú superiorMientras las células de los órganos a transplantar estén vivas existe la unión de alma y cuerpo que está establecida por el cuerpo fluídico. Por lo tanto el ser (donante), como alma o espíritu, debe sufrir intensamente cuando le ablacionan sus órganos, ya que está unido a su cuerpo físico (cuyas células están vivas), molécula a molécula y es probable que siga al o a los órganos que están impregnados de su fluido vital (cuerpo fluídico) en el cuerpo del receptor, hasta que el órgano trasplantado sea impregnado por el fluido vital del receptor, lo que no significa que el donante como alma o espíritu se retire, sino que se asimila con el receptor para actuar conjuntamente con él.Como quiera que sea, ya por el accidente que le causó la muerte cerebral o por ablación de sus órganos, su muerte es violenta, lo que lleva a ese ser espiritual que dejó su cuerpo, a permanecer mucho tiempo en estado de turbación, tal vez años, en los que quizás no se dé cuenta de su estado, creyendo seguir viviendo con los mismos pensamientos, las mismas preocupaciones, los mismos sufrimientos pero sin el cuerpo de la tierra, figurándose las normales ocupaciones, y al unirse a las personas (receptores) puede causar influencia física y mental como las mencionadas por Claire Sylvia y otros trasplantados.Con la ablación de los órganos, cuando la persona (donante) se encuentra con muerte cerebral, se altera el NATURAL desprendimiento del alma o espíritu del cuerpo físico del donante, que se produce a raíz de la muerte de todas las células.

El hombre como alma, ser esencial, espíritu con cuerpo (en este caso particular receptor de órganos), transmite a su cuerpo físico la impresión de sus pensamientos;  demostrado esto en el estudio que la medicina ha hecho sobre el Estrés.

La explicación de cómo el donante influye sobre el receptor (por haberse unido a éste)  se verifica en cuanto a cambio de ideas, gustos, inclinaciones que este último (receptor) adquiere del donante.

Esta influencia puede ser física y mental. Obsérvese el cambio de ideas, gustos y tendencias del receptor en la parte mental e influencia física en la forma de caminar.

En la influencia mental, el donante (alma o espíritu que murió su cuerpo) influye sobre el receptor haciéndolo pensar y obrar por él, en ocasiones le obliga a cometer actos extravagantes, a pesar suyo se convierte en un ciego instrumento de sus gustos e inclinaciones.

Es de observar que el receptor tiene conciencia a veces, que lo que hace es ridículo, pero está forzado a hacerlo como si un ser más poderoso lo obligara a obrar contra su voluntad.

Según lo manifestado por el Dr. Pearsall, quien recibió un trasplante y trabajó con trasplantados, muchos de los receptores de trasplantes de órganos que al principio se conectaban con distintos aspectos de la personalidad de su donante, posteriormente parecían ir perdiendo o negando ese sentido de conexión, para volverlo a recuperar más tarde si dejaban de rechazar tal conexión, o de hacerla demasiado intensa.

Esto se debe a que el receptor (hombre) cede su voluntad al donante (alma o espíritu libre) y éste se manifiesta a través del cuerpo del receptor. Esta influencia nunca se ejerce sin participación de quien lo sufre, ya por debilidad o deseo.

Es de observar también que cuando el receptor rechaza firmemente recibir algún tipo de energía de su donante, es decir no cede su voluntad, esta influencia no se manifiesta, lo que no significa que no se produzca de algún modo.

En muchos países, se ha establecido la muerte encefálica o cerebral, como muerte de la persona, lo que significa que el paciente (donante) que se encuentra en ese estado está LEGALMENTE MUERTO, PERO NO REALMENTE MUERTO.

La condición necesaria para que los órganos principales: corazón, pulmón, riñones, etc., a ser trasplantados sean de utilidad, requiere que el donante se encuentre con muerte cerebral, lo que significa la muerte de las células cerebrales por lo cual el donante no se puede manifestar, pero el resto del organismo continúa con vida, aún sostenida por medios mecánicos (situaciones que en algunos casos ha perdurado varios meses). El cadáver con muerte cerebral se puede enfermar, tener hijos. En Inglaterra y otros países, es anestesiado para que no sienta dolor cuando le extraen los órganos y al final muere de paro cardiorespiratorio o por ablación de sus órganos.

En síntesis, esta muerte cerebral, inventada, que justifican por razones utilitarias, permite extraer los órganos a las personas que tienen vida.

La influencia de los espíritus sobre los hombres, no es invento, ni concepción del autor de este trabajo. Estos hechos se encuentran en el Antiguo y Nuevo Testamento. Ver ejemplo:  San Mateo 17, 14 a 18 (Influencia del demonio – del griego DAIMON que significa: espíritu, ser extra corpóreo).

Surge de la experiencia y es de conocimiento de los profesionales vinculados a los trasplantes en E.E.U.U., que los receptores y futuros receptores de órganos muestren cierto miedo ante el hecho que se vieran obligados a asumir las características de los donantes muertos, como por ejemplo los comportamientos que adoptara el cuerpo, por las preferencias y orientaciones sexuales, incluso si se volviera promiscuo y perdiera por completo su orientación sexual. Además es que, procediendo la mayoría de los órganos (corazones) de personas que encontraron una muerte repentina, incluso violenta, tengan que albergar espíritus de esos sujetos, que no estaban preparados para abandonar tan repentinamente el cuerpo. Otra preocupación lo constituye la adquisición de nuevos sentimientos religiosos y creencias, que sean tal vez totalmente opuestas a las convicciones que ellos mantuvieron durante toda la vida. (Pág. 140-141- «El código del corazón». Dr. Paul Pearsall – ISBN 84-414-0467-4)

La Academia Filosófica de La Plata, no está en contra de los trasplantes de órganos, ni de las personas que lo necesitan para prolongar o mejorar su calidad de vida, pero se pregunta: ¿cuál es el criterio moral que se sigue para determinar que una vida vale más que otra, tanto la del donante agónico, como la del receptor tal vez también agónico?

La vida es valiosa, aunque sea precaria y debe ser respetada hasta la muerte natural, que significa la cesación definitiva de las funciones vitales orgánicas.

Las investigaciones realizadas por los profesionales vinculados a los trasplantes, demuestran que para la obra de bien que se quiere realizar, se puede también causar mucho daño. Recordamos lo que sostenía el filósofo griego Sócrates (400 a.C.) es PORQUE SE TOMA EL CUERPO SIN EL ALMA.

El hombre es algo más que su cuerpo, es un alma con cuerpo y en este caso particular de los trasplantados se producen hechos que escapan a la ciencia del plano físico. Estos pertenecen al plano espiritual que la realidad demuestra y se verifican a través de las observaciones realizadas por los profesionales médicos.

En la Provincia de Buenos Aires – Argentina, la aplicación de la Ley Nacional 24.193, Art. 23 de Trasplantes de Órganos y Material Anatómico Humano que establece los signos de muerte cerebral como muerte de la persona, viola el derecho a la vida de la Constitución Provincial, Art. 12, establecido «desde la concepción hasta la muerte natural», además del Art. 103 del Código Civil.

La muerte cerebral ha sido cuestionada internacionalmente, entre los cuales podemos citar:

«El grave problema que se presenta en el caso de la donación de órganos está relacionado con la condición del donante que, con el fin de obtener los órganos en condiciones de utilidad para el implante, requiere que el paciente esté vivo, por lo que se ha instaurado la condición de «muerte cerebral», declarando un status de muerto al que realmente no lo está y que, finalmente, alcanza la muerte a causa de la extracción de los órganos que le son vitales para sostenerla. Esto constituye nada menos que un asesinato».

The Facts of Life de Brien Clowes. Publicado por Human Life International. EE.UU.

LA RESPONSABILIDAD DE LOS ACTOS

Procurar la muerte de un ser humano en forma anticipada en cualquier fase de su existencia, desde la concepción hasta la muerte natural, constituye un homicidio.

El Papa Juan Pablo II, el 25/12/00 y 30/01/01 instó a defender la vida en cualquier fase de su existencia: Desde la concepción hasta la muerte natural.

Cuando se ha detenido el corazón (muerte natural) ningún órgano principal sirve para trasplantes.

Siendo el cuerpo la envoltura del alma e instrumento temporal de progreso, defender el derecho a la vida del hombre (alma con cuerpo físico) es un deber ineludible que nos compete a todos los seres humanos.

En estas consideraciones quedan comprendidas, entre otras: la ablación de órganos para trasplantes con muerte cerebral, la práctica de eutanasia, el aborto (químico, mecánico, quirúrgico), la manipulación genética, sea clonación de embriones con fines terapéuticos o reproductivos, de cuya selección se determina quien debe vivir o morir, etc.

El embrión implantado o no, es un ser humano (alma con cuerpo físico), cuya vida debe ser respetada.

El hombre lleva la ineludible responsabilidad de sus actos y pensamientos, por los que deberá dar rigurosa cuenta y compensar su erróneo proceder, sea en la presente existencia, en el mundo esencial o espiritual cuando deje su cuerpo físico, o bien en una nueva existencia corporal.

TEXTO DE INVESTIGACIÓN: El Código del CorazónDr. Paul Pearsall – ISBN 84-414-0467-4
Pasamos a exponer observaciones clínicas hechas a sus pacientes trasplantados por Paul Pearsall de EE.UU., doctorado en Harvard y en la Escuela de Medicina Albert Einstein.El Dr. Pearsall, que también recibió un trasplante, es psiconeuroinmunólogo, es decir, psicólogo que estudia la relación existente entre el cerebro, el sistema inmunitario y nuestras vivencias del mundo exterior. Tiene experiencia de más de treinta años de práctica científica en la interpretación de cómo los acontecimientos externos influyen sobre nuestra salud. Fundó y dirigió una clínica psiquiátrica en la que se trataban cientos de enfermos graves, muchos de los cuales habían sufrido trasplantes de corazón o de otros órganos. Dirigió un departamento médico, poniendo en práctica un programa de rehabilitación cardiaca para enfermos de ataques al corazón, un proyecto que estaba pensado para ayudarles mediante cambios significativos en su modo de vida y el desarrollo de unos puntos de vista más equilibrados. Era un programa al que denominaban «Cambio de corazón». Tanto en éste como en otros puestos, tuvo ocasión de dar conferencias por todo el mundo en distintas organizaciones de trasplantes de órganos; en ellas pudo recoger docenas de relatos impresionantes que parecían demostrar la existencia de algún tipo de memoria celular y de que el corazón desempeña un papel importante en la recuperación de esa memoria.Pearsall, escribió el libro «El código del corazón» en el que investiga y sostiene la posibilidad de que sus pacientes trasplantados de corazón recibieron las memorias celulares de sus donantes, quienes manifestaron los detalles que luego pudieron ser confirmados por los propios familiares del donante.Las «memorias celulares» más comúnmente descritas por los trasplantados de corazón se refieren a sabores, gustos y manifestaciones personales nuevas vinculados a sus donantes, constituyendo esto la regla y no la excepción.

En sus investigaciones habló con Claire Sylvia, una trasplantada de corazón que había descrito los cambios experimentados en su vida, relacionados con la energía de su donante, en un libro escrito en colaboración con Bill Novak, titulado A Change of Heart. A pesar de las fuertes críticas personales que algunas veces recibe, persiste en su creencia de que con el trasplante de corazón ha recibido mucho más que una simple masa de células biomecánicas. Los sorprendentes y acertados sueños sobre su donante, los cambios en sus apetencias gastronómicas, su estilo de baile y muchos otros cambios ofrecen las claves de la posibilidad de una memoria celular.

ALGUNAS CONSIDERACIONES DE SUS ESTUDIOS E INVESTIGACIONES

 El corazón que encontró al asesino de su cuerpo

 a.- «En una conferencia a un grupo de psicólogos, psiquiatras y asistentes sociales reunidos en Houston, Texas, hablé de mis ideas sobre el papel central que tiene el corazón en nuestra vida psicológica y espiritual. Al hilo de mi conferencia, una psiquiatra se acercó al micrófono, durante la sesión de preguntas y respuestas, para hablar sobre una de sus pacientes cuyas experiencias parecían apoyar mis planteamientos sobre la memoria celular y el corazón pensante. El caso le había afectado de tal modo que durante su intervención tuvo que hacer grandes esfuerzos para no romper en lágrimas.

Expresándose de forma tan emocionada que resultaba difícil, tanto para la audiencia como para mí, entender sus palabras dijo:

– Tengo una paciente, una niña de ocho años que recibió el corazón de otra de diez años que había sido asesinada. Su madre me trajo a la clínica a mi joven paciente cuando ésta empezó a tener sueños sobre el hombre que había asesinado a su donante. Me dijo que su hija sabía quién era esa persona. Después de algunas sesiones, me fue imposible negar la evidencia de lo que esta niña me estaba contando. Su madre y yo decidimos llamar a la policía, que, apoyándose en la descripción hecha por la niña, logró descubrir al asesino. Con las evidencias presentadas por mi paciente fue cosa fácil inculpar al asesino. El momento, el arma homicida, el lugar, la ropa que llevaba, lo que la niña asesinada le había dicho al asesino…(según Pearsall – todo cuanto el pequeño corazón trasplantado le había dicho a su receptora resultó ser completamente preciso).

En cuanto la terapeuta regresó a su asiento, toda la audiencia compuesta por profesionales científicamente formados y con gran experiencia clínica se quedó en un silencio total. Pude escuchar los sollozos sofocados y las lágrimas que humedecían los ojos de los médicos que se sentaban en la primera fila. En lugar de hacer comentarios sobre el relato escuchado, pregunté a mi audiencia si no les importaría que rezáramos una oración por la niña asesinada. Pedí a los técnicos de sonido que pusieran, muy suave, la música hawaiana que yo suelo utilizar para mis presentaciones, y aclaré que se trataba de lo que los indígenas llaman  «pule ´ohana», una oración en honor de nuestra unión espiritual, como familia universal que somos. En contra de lo que suele suceder habitualmente en estos casos, no se produjo entre los oyentes la menor muestra de duda o de escepticismo.  La posibilidad real de que existiera un corazón que pudiera recordar nos había tocado a todos en nuestros propios corazones».(Pág. 29-30)

b.- «Dado que muchos de nosotros estuvimos hospitalizados durante casi un año, sin ver la luz del sol ni sentir la brisa suave sobre nuestros rostros, el Club Higea del Corazón fue creciendo. Pacientes, médicos y enfermeras compartían los relatos sobre receptores de trasplantes que tenían recuerdos de sus donantes»,… (Pág. 48)

c.- «Durante mi reciente visita a la Universidad de Princeton tuve ocasión de almorzar con la doctora Brenda Dunne y con el equipo de investigación del laboratorio PEAR (Programa de Investigación de las Anomalías de la Ingeniería de la Universidad de Princeton – New Jersey). Hablé con la doctora Dunne sobre lo que yo identifiqué como el efecto de un  «estallido de energía sutil», que había detectado en mis enfermos trasplantados de corazón. Muchos de ellos parecían, al principio, conectar profundamente con distintos aspectos de la personalidad de su donante y, posteriormente, parecían ir perdiendo o negando ese sentido de conexión, para volverlo a recuperar más tarde si dejaban de rechazar tal conexión, o de hacerla demasiado intensa. Parecía que las memorias celulares de su donante estuvieran mejor conectadas si se las dejaba ser y no se las forzaba. Una mujer de cincuenta y dos años, trasplantada de corazón, describió este fenómeno del estallido de energía sutil. Al referirse a los documentos de los investigadores de PEAR, que habían tenido éxito en el estudio de cierta forma de conexión de energía L (la infoenergía del código del corazón, según Pearsall), dijo esta persona:  «No espere que esta memoria celular vaya a ponerle los pelos de punta. Se producirá suavemente si la deja ser. Si la fuerza demasiado, no creo que llegue a producirse, y si lo hace, usted no la sentirá. Yo siento la presencia de mi donante cuando estoy simplemente sentada, y dejo que la energía fluya»». (Pág. 86-87)

d.- «Esta  «glutinosidad» o naturaleza de conexión permanente de la energía  «L» es una de las exposiciones más destacadas hechas por los receptores de trasplantes. Un ejemplo de ellas lo tenemos en lo que dijo un trasplantado de veintiséis años:  «Estaré unido a mi donante para siempre. No pasa un día sin que me sienta unido a él. Es como lo que sucede con aquellas personas a las que he amado. No importa en dónde se encuentren, porque tan pronto como pienso en ellas puedo sentir en mi corazón cómo ellas están conmigo»». (Pág. 102)

e.- «Si es posible que exista la energía vital  «L» y que el corazón sea su centro primordial, entonces las células pueden memorizar la infoenergía que circula por el corazón. La evidencia de esta posibilidad existe en forma de acontecimientos notables vividos por receptores de trasplantes cardiacos que han recibido con ellos las memorias de sus donantes». (Pág. 125)

f.- «La madre de un joven trasplantado dijo: ‘Ahora mi hijo utiliza siempre la palabra «copacético»*. Antes de tener su nuevo corazón jamás la usó, pero fue la primera cosa que pudo decirme tras la operación. No sé lo que significa. Dijo que todo estaba copacético. No es una palabra que conozca en español’. La esposa del donante que estaba oyéndonos, abrió desmesuradamente los ojos y, volviéndose hacia nosotros, dijo:Esa palabra era la forma que teníamos mi marido y yo de decir que todo estaba bien. Siempre que discutíamos y hacíamos las paces, ambos decíamos que todo estaba copacético’.

El tema de aquella palabra mágica que parecía revelar un código del corazón que se hallaba dentro de él estimuló al joven, que empezó a contar historia tras historia de los cambios que había experimentado tras su trasplante. Aunque su madre nos lo había descrito como un vegetariano muy consciente de su salud, él dijo que ahora suspiraba por la carne y por los alimentos grasos. Aunque en tiempos había sido un amante de la música «heavy metal», ahora le encantaba el rock de los años cincuenta. Nos contó también sueños repetitivos de luces brillantes que venían directas hacia él. Al escucharlo la esposa del donante nos dijo que, de hecho, su marido adoraba la carne, que era un adicto a la comida rápida y que había tocado en una orquesta de rock en Motown mientras estudiaba en la facultad de medicina, y que ella por su parte también tenía los mismos sueños sobre las luces de aquella terrible noche». (Pág. 129)

g.- «Tanto las familias como los profesionales médicos y los cuidadores temen las consecuencias de que se pueda perder o alterar la personalidad del receptor ante el impacto que constituye la implantación de un nuevo  «tejido anímico» procedente de un completo extraño. La esposa de un trasplantado perteneciente al Club Higea del Corazón, decía:  «Espero que no tenga el corazón de un ex asesino». Aunque trataba de bromear, confesaba posteriormente que estaba preocupada e incluso le aterraba la idea de  «cómo va a comportarse ahora conmigo mi marido». Otra de mis pacientes que había recibido el corazón de un hombre joven me expresaba el temor de que su marido no quisiera hacer el amor con ella, porque pudiera  «considerarse homosexual». Más tarde añadía:  «Cuando ahora bailamos, mi marido dice que yo siempre trato de llevarlo a él. Debe ser mi nuevo corazón de macho que me obliga a hacer esto». Preocupaciones parecidas a las manifestadas por esta mujer hacen esencial que tanto las memorias celulares como el código del corazón sean tratados de una forma cuidadosa, respetuosa, entrañable e incluso sagrada, reconociendo de este modo el hecho de que el nuevo corazón se está uniendo a un sistema, y no solamente a un cuerpo». (Pág. 142)

h.- «El doctor Benjamin Bunzel, del Departamento de Cirugía del Hospital Universitario de Viena, ha estudiado el impacto producido por el trasplante de corazón en la personalidad de sus receptores. Confirmando lo dicho anteriormente por médicos e investigadores, escribe:  «Los trasplantes de corazón no son simplemente el reemplazo de un órgano que ya no funciona. Con frecuencia se ve al corazón como el origen del amor, de las emociones y el centro de la personalidad».11 Él ha investigado cuarenta y siete casos de personas trasplantadas. Sus datos se acercan a los hallazgos que yo realicé en un grupo reducido, pero consistente y singular, de cardiosensibles.

El doctor Bunzel informa que el 15 por 100 de la muestra afirmó que su personalidad había cambiado debido a lo que significó una experiencia tan extrema como era un trasplante de corazón, pero no achacaban ese cambio a su donante. El 6 por 100, o sea, tres pacientes, dijeron que el cambio en su personalidad se debía a sus nuevos corazones. Añadieron que se vieron obligados a cambiar sus reacciones y sentimientos anteriores para acomodarlos a los que creían que eran las memorias celulares de sus donantes. El 79 por 100 dijo que su personalidad no había cambiado en absoluto tras la operación.

Al igual de lo que yo había investigado, el doctor Bunzel anota que estos pacientes que no experimentaron cambios emplearon una serie de fuertes mecanismos defensivos y, a menudo, mostraron una postura agresiva ante la pregunta de que pudieran recibir algún tipo de energía de sus donantes. Calificaron esas cuestiones de  «completas tonterías», y ridiculizaron la idea de que sus donantes pudieran influir en su vida». (Pág. 142-143)

i.- «Nuestro sentido del olfato es el más antiguo de todos, seguido por el sentido del gusto. Si nuestros antepasados no hubieran podido oler un predador o conocer el sabor de un posible veneno, no estaríamos aquí ahora. Es posible que debido a lo antiguos, básicos y fundamentales que son para la humanidad estos sentidos del olfato y del gusto, las memorias a este nivel sean las que mejor aceptan los trasplantados de corazón de sus donantes.

No he encontrado que mis pacientes trasplantados de corazón experimentaran en realidad un cambio en su  «sentido» del olfato o del gusto. Lo que sí manifiestan son cambios en el aroma (interpretación del olor) y del sabor (significado que otorgamos a nuestros sentidos del gusto). Las memorias son mucho más que reacciones y estimulaciones de las células cerebrales de nuestros cinco sentidos básicos. Son la forma en que nuestro corazón siente, interpreta, comprende y experimenta nuestro mundo. Todo cuanto hemos gustado, olido, tocado, oído o visto vuelve a circular dentro de nosotros como infoenergía gracias al corazón, y las mismas células cardiacas recogen memorias energéticas de esos acontecimientos. Así pues, no resulta sorprendente que, al menos a algún nivel, con el nuevo corazón llegue también una nueva serie de memorias.

Veamos un ejemplo de  «memoria celular del gusto» de uno de los pacientes cardiosensibles.  «Es realmente extraño, pero cuando estoy haciendo la limpieza en casa o me siento a leer, de repente me viene a la boca un sabor inusual. Resulta difícil de describir, pero es muy específico. Puedo saborear algo y, de repente, empiezo a pensar en mi donante, sea quien fuere, y en cómo viviría. Después de un rato, ese sabor desaparece y también los pensamientos, pero el sabor siempre es el primero en llegar»». (Pág. 179-180-181)

j.- «Los pacientes trasplantados de corazón del tipo cardio insensibles que se muestran reticentes a considerar la posibilidad de memorias celulares, a menudo hablan de memorias de sus donantes en forma de vislumbres  «icónicos», en asociaciones involuntarias y espontáneas con ellos». (Pág. 184)

k.- «Los trasplantados de corazón menos cardiosensibles suelen mencionar esos momentos cuánticos de asociación con sus donantes en forma de lo que ellos consideran imágenes inexplicables, ensoñaciones durante la vigilia y pensamientos y fantasías novedosas que con frecuencia les distraen durante unos momentos». (Pág. 185)

l.- «Otra dificultad que surge con la memoria a largo plazo es que en el mismo acto de intentar recordar un suceso (atormentando al propio  «cerebro») puede deformar la percepción de su experiencia, tanto como sucedió como si no sucedió realmente. Es posible que, al pedirle a un paciente que sintonice con las memorias celulares de su donante, cree una serie de memorias falsas. Aunque no siempre es posible hacerlo así, en el caso de mis pacientes trasplantados de corazón que recibieron las memorias celulares de sus donantes, los detalles que manifestaron pudieron ser confirmados por los propios familiares del donante». (Pág. 186)

ll.- «Cuando hablé de las memorias celulares de los donantes, que parecían estar mencionadas en los informes de antiguos receptores de trasplantes, y de que su temperamento y personalidad parecían haberse alterado en correlación general con los de sus donantes, mis escasos informes iniciales fueron relegados al acostumbrado vertedero científico de hechos inexplicables: la casualidad». (Pág. 204)

m.- «Un niño de ocho años que había recibido un corazón describió la naturaleza de la cardiosensibilidad y la cardiocontemplación como un  «caer en», en lugar de un  «alcanzar».

Puedo sentir al otro niño dentro de mí –dijo el niño en cuestión–. No me pasaba eso al principio, pero cuando mi inmunidad quedó restablecida y finalmente me volvieron a dejar jugar con Pierre (el perro de raza poodle francés, de la familia), comencé a llamarlo King. No sé por qué. Puede que el nombre de mi donante haya sido King. De cualquier forma, ahora puedo sentir al otro niño dentro de mí. Es como cuando uno no sabe que se ha golpeado la rodilla y más tarde, al sentarse a ver televisión o algo así, se descubre la herida y comienza a sentirla y ya no se puede olvidar más de ella. Incluso cuando se va curando o se cae la costra, la pierna recuerda siempre dónde tenía la herida». (Pág. 239)

A fin de ilustrar la naturaleza de las conexiones energéticas, experimentadas por los receptores de trasplantes (según Pearsall), describe algunas de las 140 recogidas en cintas magnetofónicas.

1.- «Mujer de treinta y cinco años trasplantada de corazón (la donante fue una joven prostituta de veinticuatro años muerta en una reyerta a puñaladas).

‘Yo nunca estuve interesada en el sexo. Ni siquiera pensé mucho en eso. No me entienda mal, mi esposo y yo tuvimos una vida sexual normal, pero eso no era importante en nuestras vidas. Ahora agoto a mi marido. Deseo hacer el amor todas las noches y, a veces, me masturbo dos o tres veces al día. Antes odiaba los videos X, pero ahora los adoro. Me siento como una mujerzuela y, en ocasiones, cuando estoy de buen humor, realizo un striptease para mi marido. Jamás había hecho algo parecido antes de mi operación. Cuando le comenté todo esto a mi psiquiatra, me dijo que era una reacción a la medicación y porque ahora tengo un cuerpo más sano. Posteriormente he descubierto que mi donante trabajaba en un topless y actuaba como profesional a domicilio. Creo que he adoptado su orientación sexual, y mi marido también lo piensa así. Me dice que no soy la mujer con la que él se casó, pero que no le importa estar casado conmigo de nuevo’.

Marido de la receptora. ‘No es que lo sienta, entiéndame, pero creo que lo que tengo ahora es una gatita sexual. No es que lo hagamos más, pero ella siempre está deseando que hablemos de sexo y quiere ver una serie de videos de tipo erótico que antes jamás veíamos ni hablábamos. Utiliza palabras que jamás empleaba antes, pero eso también está haciendo que yo cambie, así que no me quejo. Nuestra peor discusión se produjo unos meses después de su operación y bastante antes de que ella se enterase de quién era su donante. Yo estaba bromeando, y en un momento apasionado le dije que tenía el corazón de una puta. Estuvimos sin hablarnos durante semanas’». (Pág. 147-148)

2.- «Mujer de cuarenta y siete años, trasplantada de corazón (el donante fue un chico gay de veintitrés años que fue tiroteado durante un atraco y murió posteriormente de las heridas recibidas en la parte inferior de la espalda).

‘Durante tres años no le he hablado a nadie de esto. Todavía me fastidiaba hacerlo. Me entrevisté con la familia del donante y me dijeron que su hijo era un artista muy brillante y que era gay. Ahora me pregunto, cuando veo a mi marido, si lo miro como una mujer acostumbraría a hacerlo o si lo estoy mirando como lo miraría un joven gay. Me alegro de poder estar hablando de esto con usted. Y todavía quiero decirle una cosa más. Su madre me dijo que le habían disparado en la espalda. Después de mi operación, he tenido dolores en la parte baja de la espalda, pero supuse que era debido a la operación pasada’.

Marido de la receptora. ‘Me sorprendió mucho cuando una de las primeras cosas que me preguntó, cuando empezamos a hacer el amor después de la operación, fue si yo había tenido alguna vez pensamientos homosexuales. Ha cambiado totalmente su forma de vestirse. Ahora lleva ropa muy femenina y ajustada, cuando antes se vestía con ropa unisexo. A veces, por la noche se despierta repentinamente sollozando. Me preocupaba que pudiera tener un ataque cardiaco, pero ella se señala la espalda y dice que es como si le hubieran disparado en la mitad de la espalda’». (Pág. 148-149)

3.- «Varón de cuarenta y un años trasplantado de corazón (recibió el corazón de una chica de diecinueve años, muerta al ser arrollado su coche por un tren).

‘La sentí cuando me desperté. ¿Sabe usted lo diferente que se siente todo tras una tormenta o un aguacero torrencial? ¿Sabe cómo es ese sentimiento que se percibe en la atmósfera? Pues eso fue lo que yo sentí. Era como si en mi interior se hubiera producido una tormenta o como si me hubiera golpeado un rayo. Hay una nueva energía en mí. Me siento como si tuviera diecinueve años de nuevo. Estoy convencido de que tengo el corazón de un joven, porque algunas veces puedo sentir una fuerza interior que nunca tuve antes. Creo que tal vez se trate de un antiguo conductor de camiones, o algo parecido, que posiblemente murió atropellado por un camión de cemento o algo así. Noto dentro de mí esa gran fuerza y esa sensación de velocidad’.

Esposa del receptor: ‘Se ha convertido en un niño. Antes tenía que luchar para poder respirar y carecía de la menor resistencia. Pero ahora parece un muchacho. El trasplante lo transformó por completo. Habla todo el tiempo del poder y de la energía. Dice que tiene sueños en los que se ve conduciendo un gran camión o una gran máquina de vapor. Seguramente su donante era conductor de un gran camión que chocó con otro más grande’». (Pág. 146)

4.- «Mujer de treinta y dos años trasplantada de corazón y pulmón (recibió el corazón y los pulmones de una chica de veinte años, asesinada mientras iba por la calle a mostrarle a su novio una fotografía de su futuro traje de novia).

‘Al principio ni siquiera quería pensar en ello. No quería pensar que otra persona había tenido mi corazón antes que yo. Sabía que era así, naturalmente, pero prefería pensar que a mi nuevo corazón lo habían fabricado en alguna parte y me lo habían entregado. Me volvía loca cuando la gente me preguntaba qué sentía llevando en el pecho el corazón de otra persona. Había oído a otros trasplantados que era una estupidez hablar de esas cosas, pero no podía evitarlo. Casi todas las noches tenía este sueño sobre ella. Sé que ella era joven, bonita y feliz. De alguna manera siempre he sido un tipo de persona así, pero, de todos modos, nunca había experimentado antes esta nueva felicidad. Es extraño, porque algunas veces sigo sintiendo miedo de que pueda morir, de que el nuevo corazón me falle. En cierto modo ahora tengo más razones para sentir miedo que antes cuando estaba enferma, porque se me ha concedido este gran don de alguien que ha perdido su vida. A ella le debo el seguir viviendo. Siento como si, allá en lo más profundo de mí, se mantuviese viva una pequeña alegría. La medicación me hace sentir a veces depresiva y de mal humor, pero en mi interior, sigo sintiendo esa felicidad extraña, esa excitación y alegría que no logro explicar con palabras. Quisiera ir por ahí diciéndoselo a todo el mundo, pero me temo que pensarían que estoy completamente chiflada’.

Hermana de la receptora: ‘Lo único que hemos apreciado todos en ella es que ahora sonríe mucho más. Siempre fue una persona ceñuda, pero ahora ríe y se sonríe incluso cuando menos lo esperamos. Tal vez sea porque tiene un nuevo hálito de vida, pero no podemos saberlo. Es feliz y parece tener un corazón muy cálido’». (Pág. 146-147)

5.- «Varón de cuarenta y dos años trasplantado de corazón (su donante fue un muchacho de diecisiete años atropellado por un conductor que dio a la fuga).

‘Hace dos años que he tenido el trasplante. Todavía me siento triste por mi viejo corazón. Algunas veces, cuando menos lo espero, me acuerdo de él. Me sirvió bien y murió aunque yo he podido seguir viviendo. En ocasiones desearía volverlo a ver aunque sólo fuera por una vez; me pregunto qué habrá sido de él, pero detesto pensar mucho tiempo en eso. Es algo muy duro. Nunca llegaré a entenderlo. Antes de tener mi nuevo corazón adoraba la música clásica. Ahora, me pongo los cascos, subo el volumen del estéreo y escucho música de rock. Mi hija dice que desde que tengo mi nuevo corazón he regresado a la adolescencia y que actúo como un chico de dieciséis años’.

Hija del receptor: ‘A veces resulta verdaderamente embarazoso, cuando mis amigos me preguntan si mi padre ha vuelto a la segunda infancia. Se ha aficionado a escuchar música muy alta, y mi madre dice que él ha dado salida al niño que había en su interior’». (Pág. 148)

EL ÁNGEL EN NUESTRO PECHO

«Charles Siebert es un escritor médico que ha publicado, de forma sensible, precisa y científica, muchos artículos sobre distintos temas de salud. Cuando estaba preparando una historia sobre la experiencia vivida por una mujer trasplantada de corazón, que iba a publicar en el New York Times Magazine, tuvo la oportunidad de asistir a la fiesta del Día de San Valentín que daban más de un centenar de enfermos trasplantados de corazón. Prácticamente todos los receptores hablaron de «recuerdos espirituales», o de haber sentido la energía de sus donantes. Siebert escribe: «Todas las personas con las que me entrevisté en la fiesta hablaban con el mismo tono reverente sobre el ángel que albergaban en el pecho, sobre ese regalo y esa responsabilidad que ahora tenían, y de las oraciones que le dirigían a esa otra persona que tenían en su interior».

A diferencia de los receptores de otro tipo de órganos, todos los trasplantados de corazón a los que entrevisté, ya fueran cardiosensibles o no y sin que importara el número de años pasados desde su operación, seguían hablando de alguna manera con sus nuevos corazones y manifestaban un cierto tipo de vinculación con sus donantes. Una de las pacientes mencionadas por Siebert, una enferma de cincuenta y tres años, decía de su donante, un año después del trasplante:  «Estuve hablando con ella la noche después de mi operación. Le dije: «Espero que no seas sonámbula»». El recuerdo de sus donantes se encuentra presente en todos los que reciben el más preciado de los regalos, y de su ejemplo y experiencia todos podemos aprender a recuperar nuestras propias formas de memoria celular de los muchos donantes energéticos que han tenido lugar en nuestras vidas». (Pág. 187-188)

C. Siebert, «Carol Palumbo Waits for Her Heart», New York Times Magazine, 13 de abril de 1997, p. 41.

OTRAS POSIBLES FUENTES DE NUESTRAS MEMORIAS CELULARES

(Según Pearsall)

«Teoría del espíritu impreparado. He entrevistado a cuatro  «sanadores» que se calificaban a sí mismos de  «médiums espirituales» o  «canalizadores». Dicen ellos que la conexión energética que yo menciono existente entre el corazón del receptor y su donante se debe a la presencia del espíritu del donante que todavía no se ha ido a  «otro plano» o  «infinitud». Aseguran que es posible que, teniendo en cuenta que los corazones donados proceden de cuerpos jóvenes que han sufrido un terrible e inesperado fin de sus vidas físicas, sus espíritus todavía no se encuentran preparados para  «moverse» y, por tanto, continúan expresándose a través del corazón de sus receptores». (Pág. 190)

«Teoría del corazón sorprendido. Como una prolongación de la teoría del  «espíritu impreparado», otros dos  «médiums espirituales» a los que entrevisté me expusieron una nueva explicación de la memoria celular. Decían que, debido a lo imprevisto de la muerte de la mayoría de los donantes, el espíritu de éstos no se había percatado de que su cuerpo ya se encontraba sin vida. El corazón trasplantado seguía actuando como si se hallase en su cuerpo anterior, sin darse cuenta de que ya no existía ese cuerpo». (Pág. 190)

«Teoría. Durante una reunión de  «sanadores psíquicos», hablé con tres de los presentes que me dijeron que mis ideas sobre la cardioenergética estaban equivocadas. Ellos creían que lo que yo había oído de mis pacientes cardiotrasplantados era una simple evidencia de que se había establecido alguna forma de conexión entre las almas de los vivos y de los muertos y que el receptor era el vehículo del alma viajera del donante que reaparecía en el receptor». (Pág. 191)

«Teoría psicométrica. Durante mis reuniones con sanadores psíquicos se me dijo que los objetos físicos pueden absorber la energía de las personas que han estado cerca de ellos. Algunos  «psíquicos» indicaron que el corazón del donante es un  «objeto» que está imbuido de la energía psíquica del donante, mucho más de lo que lo puede estar una sortija o cualquier otro objeto que pudiera llevar la energía de su propietario. El biólogo Lyall Watson indica que estos elementos físicos con los que estamos en contacto íntimo pueden haber recibido nuestras impresiones emocionales y guardar nuestros pensamientos y sentimientos. Si las plantas y los objetos inanimados pueden conservar nuestros pensamientos y sentimientos, es posible también que los órganos de nuestro cuerpo, que están mucho más íntimamente unidos a nosotros, puedan contener nuestras impresiones emocionales.

Las explicaciones anteriores de la recuperación de la infoenergía almacenada en las memorias celulares por el corazón trasplantado del receptor (y por otros órganos en menor grado) no excluyen la hipótesis ofrecida por los doctores Linda Russek y Gary Schwartz sobre la Memoria Sistémica que, según indiqué, explica mucho mejor la naturaleza de las memorias celulares y la existencia de un código del corazón que ayuda a construirlas. Yo creo que cada una de las explicaciones antes mencionadas tienen su propio mérito y validez y que, como aquel ciego que tocaba un elefante, los que proponen cada una de ellas están en contacto con diversos aspectos del mismo fenómeno de energía sutil». (Pág. 191-192-193)

Además menciona Pearsall: La teoría del «pequeño cerebro del corazón».- La teoría de los Neuropéptidos.- La teoría del campo magnético.- Teoría electrofisiológica.- Teoría de la bellota.- Teoría de la «Manifestación de la conciencia no local».- Teoría del «Recuerdo del umbral rebasado».- Teoría de la resonancia mórfica.- Teoría del Hospital Grapevine.

CONCLUSIÓN

 ANÁLISIS DESDE LA FILOSOFÍA

A nuestro criterio, no son los órganos trasplantados los que tienen memoria celular, como se sostiene, que luego manifiesta el receptor en forma de ideas, gustos, tendencias o inclinaciones del donante.

Para este estudio particular debemos tener en cuenta lo siguiente: EL HOMBRE ES UN SER ESENCIAL, ALMA O ESPÍRITU CON UN CUERPO FÍSICO.

CUERPO 

ALMA +                      + CUERPO = HOMBRE (GÉNERO HUMANO)

                          FLUÍDICO                       

Nosotros (hombre), somos un alma, espíritu o ser esencial, tenemos un cuerpo fluídico semimaterial más el cuerpo físico. Durante la vida del cuerpo, el cuerpo fluídico semimaterial está unido al cuerpo físico material, molécula a molécula, y hace de vehículo del pensamiento entre el alma y el cuerpo, teniendo por hilos conductores los nervios (para enviar los mensajes bioquímicos-neurotransmisores a las diferentes partes del organismo que actúan bajo el impulso de la voluntad).Los seres (alma, espíritu o ser esencial) cuyos cuerpos han muerto (donantes), en algunos casos pueden sentirse atraídos por una misma forma de pensar, sentir y actuar con el receptor del órgano trasplantado, al que se asimilan, confundiéndose los dos pensamientos, las dos voluntades y los dos cuerpos fluídicos (del receptor con cuerpo y del donante sin cuerpo), de forma tal que el donante (alma o espíritu) se vale del cuerpo del receptor (hombre), manifestando sus ideas, gustos, inclinaciones, y tendencias que tenía antes de su desencarnación (muerte).

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Mientras las células de los órganos a transplantar estén vivas existe la unión de alma y cuerpo que está establecida por el cuerpo fluídico. Por lo tanto el ser (donante), como alma o espíritu, debe sufrir intensamente cuando le ablacionan sus órganos, ya que está unido a su cuerpo físico (cuyas células están vivas), molécula a molécula y es probable que siga al o a los órganos que están impregnados de su fluido vital (cuerpo fluídico) en el cuerpo del receptor, hasta que el órgano trasplantado sea impregnado por el fluido vital del receptor, lo que no significa que el donante como alma o espíritu se retire, sino que se asimila con el receptor para actuar conjuntamente con él.

Con la ablación de los órganos, cuando la persona (donante) se encuentra con muerte cerebral, se altera el NATURAL desprendimiento del alma o espíritu del cuerpo físico del donante, que se produce a raíz de la muerte de todas las células.

Como quiera que sea, ya por el accidente que le causó la muerte cerebral o por ablación de sus órganos, su muerte es violenta, lo que lleva a ese ser espiritual que dejó su cuerpo, a permanecer mucho tiempo en estado de turbación, tal vez años, en los que quizás no se dé cuenta de su estado, creyendo seguir viviendo con los mismos pensamientos, las mismas preocupaciones, los mismos sufrimientos pero sin el cuerpo de la tierra, figurándose las normales ocupaciones, y al unirse a las personas (receptores) puede causar influencia física y mental como las mencionadas en los casos: de  a a m y de 1 a 5, del resumen que realizamos sobre el libro «El código del corazón» del Dr. Paul Pearsall.

El hombre como alma, ser esencial, espíritu con cuerpo (en este caso particular receptor de órganos), transmite a su cuerpo físico la impresión de sus pensamientos;  demostrado esto en el estudio que la medicina ha hecho sobre el Estrés.

La explicación de cómo el donante influye sobre el receptor (por haberse unido a éste)  se verifica en cuanto a cambio de ideas, gustos, inclinaciones que este último (receptor) adquiere del donante.

Esta influencia puede ser física y mental. Obsérvese el cambio de ideas, gustos y tendencias del receptor en la parte mental (caso 1) e influencia física (caso 2) porque pueden transmitirnos hasta las mismas dolencias que tenían antes de su muerte (desencarnación), o que tal vez fueron la causa de la misma.

De todas maneras para que se produzca la manifestación de la influencia física (caso 2), debe haber primero influencia mental, porque esta dolencia que transmite al receptor debe estar en el pensamiento del donante cuyo cuerpo ha muerto, pero que como alma o espíritu sigue viviendo.

En el caso (1) que mencionamos como influencia mental, el donante (alma o espíritu que murió su cuerpo) influye sobre el receptor haciéndolo pensar y obrar por él, le obliga a cometer actos extravagantes, a pesar suyo se convierte en un ciego instrumento de sus gustos e inclinaciones sexuales.

Es de observar que el receptor tiene conciencia que lo que hace es ridículo, pero está forzado a hacerlo como si un ser más poderoso lo obligara a obrar contra su voluntad.

Según lo manifestado por el Dr. Pearsall, muchos de los receptores de trasplantes de órganos que al principio se conectaban con distintos aspectos de la personalidad de su donante, posteriormente parecían ir perdiendo o negando ese sentido de conexión, para volverlo a recuperar más tarde si dejaban de rechazar tal conexión, o de hacerla demasiado intensa.

Esto se debe a que el receptor cede su voluntad al donante (alma o espíritu libre) y éste se manifiesta a través del cuerpo del receptor. Esta influencia nunca se ejerce sin participación de quien lo sufre, ya por debilidad o deseo.

Es de observar también que cuando el receptor rechaza firmemente recibir algún tipo de energía de su donante, es decir no cede su voluntad, esta influencia no se manifiesta, lo que no significa que no se produzca de algún modo.

En muchos países, se ha establecido la muerte encefálica o cerebral, como muerte de la persona, lo que significa que el paciente (donante) que se encuentra en ese estado está LEGALMENTE MUERTO, PERO NO REALMENTE MUERTO.

La condición necesaria para que los órganos principales: corazón, pulmón, riñones, etc., a ser transplantados sean de utilidad, requiere que el donante se encuentre con muerte cerebral, lo que significa la muerte de las células cerebrales por lo cual el donante no se puede manifestar, pero el resto del organismo continúa con vida, aún sostenida por medios mecánicos (situaciones que en algunos casos ha perdurado varios meses). El cadáver con muerte cerebral se puede enfermar, tener hijos. En Inglaterra y otros países, es anestesiado para que no sienta dolor cuando le extraen los órganos y al final muere de paro cardiorespiratorio o por ablación de sus órganos.

En síntesis, esta muerte cerebral, inventada, que justifican por razones utilitarias, permite extraer los órganos a las personas que tienen vida.

La influencia de los espíritus sobre los hombres, no es invento, ni concepción del autor de este trabajo. Estos hechos se encuentran en el Antiguo y Nuevo Testamento. Ver ejemplo:  San Mateo 17, 14 a 18 (Influencia del demonio – del griego DAIMON que significa: espíritu, ser extra corpóreo).

Surge de la experiencia y es de conocimiento de los profesionales vinculados a los trasplantes en E.E.U.U., que los receptores y futuros receptores de órganos muestren cierto miedo ante el hecho que se vieran obligados a asumir las características de los donantes muertos, como por ejemplo los comportamientos que adoptara el cuerpo, por las preferencias y orientaciones sexuales, incluso si se volviera promiscuo y perdiera por completo su orientación sexual.

Además es que, procediendo la mayoría de órganos (corazones) de personas que encontraron una muerte repentina, incluso violenta, tengan que albergar espíritus de esos sujetos, que no estaban preparados para abandonar tan repentinamente el cuerpo. Otra preocupación lo constituye la adquisición de nuevos sentimientos religiosos y creencias, que sean tal vez totalmente opuestas a las convicciones que ellos mantuvieron durante toda la vida. (Pág. 140-141- «El código del corazón»)

La Academia Filosófica de La Plata, no está en contra de los trasplantes de órganos, ni de las personas que lo necesitan para prolongar o mejorar su calidad de vida, pero se pregunta: ¿cuál es el criterio moral que se sigue para determinar que una vida vale más que otra, tanto la del donante agónico, como la del receptor tal vez también agónico?

La vida es valiosa, aunque sea precaria y debe ser respetada hasta la muerte natural, que significa la cesación definitiva de las funciones vitales orgánicas.

Las investigaciones realizadas por los profesionales vinculados a los trasplantes, demuestran que para la obra de bien que se quiere realizar, se puede también causar mucho daño. Recordamos lo que sostenía el filósofo griego Sócrates (400 a.C.) es PORQUE SE TOMA EL CUERPO SIN EL ALMA.

El hombre es algo más que su cuerpo, es un alma con cuerpo y en este caso particular de los trasplantados se producen hechos que escapan a la ciencia del plano físico. Estos pertenecen al plano espiritual que la realidad demuestra y se verifican a través de las observaciones realizadas por los profesionales médicos.

La muerte cerebral ha sido cuestionada internacionalmente, entre los cuales podemos citar:

«El grave problema que se presenta en el caso de la donación de órganos está relacionado con la condición del donante que, con el fin de obtener los órganos en condiciones de utilidad para el implante, requiere que el paciente esté vivo, por lo que se ha instaurado la condición de «muerte cerebral», declarando un status de muerto al que realmente no lo está y que, finalmente, alcanza la muerte a causa de la extracción de los órganos que le son vitales para sostenerla. Esto constituye nada menos que un asesinato».

The Facts of Life de Brien Clowes. Publicado por Human Life International. EE.UU.

LA RESPONSABILIDAD DE LOS ACTOS

Procurar la muerte de un ser humano en forma anticipada en cualquier fase de su existencia, desde la concepción hasta la muerte natural, constituye un homicidio.

El Papa Juan Pablo II, el 25/12/00 y 30/01/01 instó a defender la vida en cualquier fase de su existencia: Desde la concepción hasta la muerte natural.

Cuando se ha detenido el corazón (muerte natural) ningún órgano principal sirve para trasplantes.

Siendo el cuerpo la envoltura del alma e instrumento temporal de progreso, defender el derecho a la vida del hombre (alma con cuerpo físico) es un deber ineludible que nos compete a todos los seres humanos.

En estas consideraciones quedan comprendidas, entre otras: la ablación de órganos para trasplantes con muerte cerebral, la práctica de eutanasia, el aborto (químico, mecánico, quirúrgico), la manipulación genética, sea clonación de embriones con fines terapéuticos o reproductivos, de cuya selección se determina quien debe vivir o morir, etc.

El embrión implantado o no, es un ser humano (alma con cuerpo físico), cuya vida debe ser respetada.

El hombre lleva la ineludible responsabilidad de sus actos y pensamientos, por los que deberá dar rigurosa cuenta y compensar su erróneo proceder, sea en la presente existencia, en el mundo esencial o espiritual cuando deje su cuerpo físico, o bien en una nueva existencia corporal.

ACADEMIA FILOSÓFICA DE LA PLATA

* Copacético significa que una cosa está bien, que es perfecta y correcta, en lenguaje coloquial inglés.

11 B. Bunzel, «Does Changing the Heart Mean Changing the Personality?», pp. 251-256.

 GLOSARIO

BIOENERGÉTICA: Rama de la biología que trata con la energía generada dentro y desde sistemas vivientes.

CARDIOCONTEMPLACIÓN: Técnica para atraer la atención del cerebro hacia su corazón. Involucra el permanecer inmóviles, quietos y permitir (no tratar de hacer) que ocurra la respuesta de resonancia. Es una derivación de la  «Técnica del Cuadro Congelado» desarrollada por investigadores del Instituto de HeartMath, en California, mediante la que se  «congelan» las situaciones o las escenas de estrés para poderlas considerar desde una perspectiva más calmada y centrada en el corazón. La cardiocontemplación, no obstante, es menos una  «consideración» que una total conciencia de las experiencias en el centro del cuerpo.

Libros Heartmath: http://amzn.to/29pd5g5

CARDIOENERGÉTICA: Campo que combina los hallazgos de la cardiología, la psicología cardiaca, la cardiología energética, la neurocardiología, la psiconeuroinmunología y los principios básicos de la física cuántica, con la idea de que la energía y la información son intercambiables y de que esta infoenergía es transportada y comunicada primariamente por el corazón.

CARDIOSENSIBLE: Una sensibilidad al código del corazón; es decir, a la energía sutil  «L». Sobre la base de las entrevistas llevadas a cabo en 73 receptores de trasplantes de corazón y 67 receptores de otros tejidos, y en entrevistas realizadas a pacientes de trasplantes por otros investigadores, parecen existir 17 características en las personas cardiosensibles, es decir, en los que son capaces de recuperar alguna forma de memoria celular de su donante. Estas personas pueden servir como modelos para cualquier persona que desee aprender a leer mejor el código del corazón.

CLUB HIGEA DEL CORAZÓN: Denominado así en honor de la diosa griega del amor vital y de la fuerza sanadora, contrapunto de su padre Esculapio, el dios griego más falto de corazón, que trató de curar el cuerpo humano encadenándolo a su mera función mecánica.

CÓDIGO DEL CORAZÓN: Son las señales infoenergéticas sutiles (energía  «L») que contienen memorias codificadas de las células y el corazón de cada persona, y de las células y corazones de todas las personas.

ENERGÍA «L»: La infoenergía del código del corazón, es la  «quinta fuerza» y, aunque las trasciende por su naturaleza no localizada, está relacionada con las cuatro fuerzas energéticas conocidas de gravedad, electromagnetismo, energía nuclear fuerte y energía nuclear débil. Como todas las cosas en el cosmos, posee un lado  «claro» (positivo) y un lado  «oscuro» (negativo). La  «estabilidad» cardioenergética es una  «inestabilidad» creativa que equilibra ambos lados de la energía  «L».

FENÓMENO DE ESPRINT PSÍQUICO: Como se muestra en el programa PEAR, la conexión de energía  «L» (la conexión con el código del corazón) parece ser repentina, y luego disminuir para volver a reasumir su profunda, aunque muy sutil, influencia inicial. La curva en forma de U de esa experiencia es similar a la conexión cardiosensible entre receptores de trasplante cardiaco y sus donantes. El que se reanude la conexión de energía  «L» parece depender de la capacidad de estar  «amando», serenamente egoístas y conectados lo suficiente como para permitir al corazón entrar en resonancia infoenergética con los ritmos naturales del mundo exterior.

FENÓMENO DEL RECHAZO: Cuando se trasplanta tejido de un cuerpo a otro, el sistema inmunológico del receptor, de manera xenófoba, identifica como  «extraño» al nuevo tejido y lo ataca. El rechazo es una amenaza al éxito de los trasplantes, y los investigadores buscan actualmente formas mejores de reducir el rechazo biológico y también el modo en que dos sistemas sean más  «infoenergéticamente» amistosos entre ellos.

MEMORIA CELULAR: Es la teoría por la que se plantea que cada uno de los 75 billones de células del cuerpo posee varios niveles de información almacenada, depositada allí mediante la conducción cardiaca de la energía  «L», y que puede ser obtenida enfocándose menos sobre el cerebro y más sobre el corazón. La importancia de la memoria celular queda ilustrada al observar los recuerdos que se presentan en receptores de trasplantes cardiacos, en cuanto a varias formas de memorias de los donantes. Puesto que la información es una forma de energía y como, al igual que la materia, la energía no puede ser destruida, las memorias celulares son infinitas.

NEUROCARDIOLOGÍA: El campo que estudia el corazón como órgano neurohormonal.

NEUROPÉPTIDOS: Neurotransmisores compuestos de aminoácidos (bloques fundamentales en la composición de las proteínas que son cruciales para todos los procesos vitales) que están activos no sólo en el cerebro sino, como llaves microscópicas que encajan en los pequeños ojos de llave de las células del cuerpo, que actúan como  «fragmentos de cerebro» que se extienden por todo el cuerpo y sirven para activar una memoria celular.

NEUROTRANSMISOR: Sustancia química emitida por las fibras nerviosas, capaz de transportar mensajes que hacen que los sistemas corporales, en una fracción de segundo, recuerden cómo comportarse.

PEAR: (Princeton Engineering Anomalies Research). El programa de investigación de las anomalías de ingeniería, de la Universidad de Princeton en Nueva Jersey. Durante veinte años, este centro eminentemente científico ha identificado conexiones de energía sutil (energía  «L») entre personas y máquinas y entre personas y lugares remotos. Estas conexiones parecen ser más profundas cuando los  «perceptores» (participantes capaces de lograr estas conexiones de energía  «L») muestran muchas características análogas a los trasplantados de corazón que son  «cardiosensibles».

PSICOLOGÍA CARDIACA: El campo de la psicología de la salud que identifica los factores psicosociales de riesgo para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, y que propone cambios en el estilo de vida para ayudar a prevenir y curar las dolencias cardiacas.

PSICONEUROINMUNOLOGÍA:  El campo que estudia la interacción entre la mente, el cuerpo y los sistemas sociales y el modo en que esta interacción influye en la salud y en la curación.

XENOFOBIA: El temor evolutivo del cerebro e incluso el odio a los extraños y a cualquier  «cosa», que se percibe como diferente al yo. Un factor muy importante en el rechazo de trasplantes de órganos.

 BIBLIOGRAFÍA

 «El código del corazón» – Dr. Paul Pearsall – ISBN 84-414-0467-4.

ACADEMIA FILOSOFICA DE LA PLATA

Calle 6 N° 1684 – La Plata – Bs. As. – Argentina

http://www.acadfilosofica-lp.org.ar

http://www.monografias.com/trabajos16/la-verdad-trasplantes/la-verdad-trasplantes.shtml#RELATOS

Acerca de sonopuntura.com
Investigación sobre sonido y vibraciones en la salud

3 Responses to Transplantes de corazón con recuerdos del donante

  1. gra says:

    Estoy sin palabras… Completamente sorprendida confundida.

    • Cristina says:

      Pues no estés confundida. Los que tenemos corazón nuevo seguimos siendo los mismos que éramos antes, te lo garantizo. Si acaso, más felices y conscientes de la brevedad de la vida. Un saludo.

  2. Cristina says:

    Qué curioso que todas estas «chorradas» procedan de un país como EEUU donde se puede conocer la identidad del donante…
    En nuestro país la ONT no lo permite (la ley no lo permite), y los que tenemos un corazón nuevo podemos asegurar que no hay recuerdos del donante, básicamente porque no lo conocemos de nada (soy trasplantada cardíaca, sé de qué hablo). Los estadounidenses se dejan llevar por las historias que les cuentan…
    La historia de la prostituta es de traca… No sabía que a una mujer de mala vida le gustara el sexo, tremenda bobada… Se prostituye por necesidad, no por placer.
    Corazón trasplantado, corazón denervado, es decir, desconectado del sistema nervioso central. Comunicación con el cerebro = cero. No inventen historias absurdas…

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